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Un edificio de viviendas que respeta la historia del lugar y aúna el desarrollo social con el espacio colectivo.

En la calle Joan Carles I de Muro cada 17 de enero por Sant Antoni una procesión de ovejas se dirige a la plaza. Todo el pueblo se vuelca hacia la calle y los balcones se llenan de curiosos que quieren ver el mar de lana en movimiento. El resto del año esos balcones están vacíos y las persianas de sus ventanas, cerradas. Los espacios contiguos a estas aberturas suelen ser comedores de uso muy esporádico y lo que en las grandes ciudades es el centro gravitatorio de la vivienda, aquí son habitaciones deshabitadas.

Por ese motivo entendemos la fachada como un espacio de doble oportunidad: Por un lado, estableciendo un diálogo formal y material con la tradición del pueblo. Por otro, creando un espacio colectivo que actúa de filtro.

El proyecto, como cualquier edificio de viviendas, empieza por priorizar una optimización de su superficie, colocando la comunicación vertical en fachada para permitir situar hasta tres unidades por planta en igualdad de condiciones. Aunque a priori con este gesto podría parecer que se pierde fachada de vivienda, la realidad es que esta se duplica y genera un espacio colectivo con la dimensión suficiente para que los usuarios puedan colonizarlo, reconciliándose con la calle y su actividad.

Se plantea una división de tres accesos en fachada y seis habitaciones a patio. Esto, sumado a la ubicación controlada de las franjas de servicio, nos permite flexibilizar y posponer la decisión de un número concreto de viviendas, al menos en un primer momento y dejar que sea la demanda la que dicte la configuración final del edificio.

Con este planteamiento conseguimos que todas las viviendas sean pasantes y que un edificio entre medianeras no tenga estancias interiores mejorando la habitabilidad de todos los espacios.

Dos patios interiores actúan como extensión de la doble fachada. Estos ofrecen un aporte extra de luz a las zonas de día y generan un efecto chimenea que ayuda a la refrigeración de las viviendas en las épocas más calurosas.

Al llegar a la planta baja el juego de la doble fachada nos aporta una gran permeabilidad. El espacio colectivo en plantas altas ahora es cedido a la calle convirtiéndose en parte del espacio público.

La actividad que se genera en el espacio colectivo, la interacción entre los distintos usuarios, el contacto con la calle y la fácil transición entre el espacio público y el privado son el camino para reproducir la atmosfera que se genera el día de las ovejas y permitir al edificio adaptarse a las necesidades diarias de sus habitantes.

 

  • Información
  • Autoría

    Clasificación / Tipología

    Edificación

    Ubicación

    Calle Joan Carles I, 50
    07440 | Muro
    BALEARES | ESPAÑA

    Otra información

    Fecha Inicio: Noviembre 2019
    Fecha Terminación: Diciembre 2020
    Superficie construída: 945 m2

    Agentes

    Arquitectos técnicos: Marco Menéndez Blau

    Constructor: 9 Futur Construccions

    Estructuras: Dicaes

    Fotografía: Luís Díaz

    Ingeniería: Abencio-Enrique Pérez Asensi

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