El Camino de Santiago es uno de los mayores focos de intercambio cultural que una ciudad puede albergar. En este sentido, cada uno de los pueblos por los que pasa se convierten a su vez en potenciales zonas para las relaciones personales entre gente procedente de distintos lugares y culturas.
El peregrino que recorre el Camino va atravesando distintas tramas, urbanas y rurales, y tiene la posibilidad de contemplar distintos paisajes, alimentarse de una gran variedad de productos, hablar con una variedad infinita de personas y compartir sus conocimientos, tanto con sus compañeros de viaje como con la gente natural de cada uno de los pueblos que visita.
Por el paisaje gallego discurren las últimas etapas. El camino francés recorre “camiños, prados, leiras, carreiros, brañas, cimas …” que concatenados se convierten en eslabones de una larga cadena que es una suma de múltiples lugares. Las paradas en el camino coinciden con los pueblos que han crecido partiendo de esa trama rural.
Las zonas habituales de reunión de los vecinos eran las plazas de las iglesias, los atrios en momentos de fiesta y las eras o “eiras” donde pasaban jornadas de trabajo. Son estas últimas las que son testigos del intercambio cultural y de experiencias que queremos mantener y proponer para el espacio del jardín de la antigua casa de Correos de Arzúa.
Este espacio junto a la vivienda se une al espacio público de Arzúa. El programa que se propone tiene que ver con la entrada del Camino de Santiago en la propia vivienda, atravesándola y convirtiéndola en calle.
El Camino de Santiago es la base de las actividades que se desarrollan en la calle, donde añadir un nuevo punto supone incorporar una nueva parada para el peregrino y un nuevo espacio para la gente de Arzúa.
La apertura del espacio verde al pueblo genera una parada alternativa en el camino que potenciará las relaciones personales y será centro potencial de muestras culturales. De la misma forma el edificio se convierte en la Casa del Patrimonio Inmaterial del Camino de Santiago.
Un museo vivido por los arzuanos y por los visitantes donde, a través de distintas actividades debidamente pensadas, se fomenta la relación entre ellos. Previendo la participación de los foráneos en distintas ocasiones, en las que pueden ser protagonistas, al igual que los propios vecinos.
Casa del Patrimonio Inmaterial del Camino de Santiago
De esta manera el programa del edificio es el siguiente:
-Planta baja
*Lar: 17,45 m2 Espacio donde se mantiene la actual “lareira”, piedra sobre la que se hacía el fuego, se calentaba la casa y se cocinaba. Se utilizará para realizar demostraciones culinarias de la cocina típica, como pueden ser filloas, queimada, castañas…al igual que la representación de gastronomía extranjera por parte del caminante, con la intención de crear un espacio de exhibición más que un bar típico o un restaurante.
*Cocina – comedor: 17,10 m2 Espacio de cocina en grupo, donde se pueden realizar cursos por parte de los visitantes o de los vecinos.
*Cuarto de música: 15,60 m2 Al igual que la gastronomía, la música forma parte de la cultura general que se mueve entorno al Camino. En este cuarto se pretende que haya distintos instrumentos para distintos eventos o momentos en los que cualquiera se disponga para tocar, enseñar o entretener.
*Laboratorio de fotografía: 16,90 m2 Dentro del programa se incluye este espacio con un mayor grado de tecnología, donde puedan realizarse talleres especializados.
-Planta primera
*Taller: 40,90 m2 El mayor espacio de la casa sirve para realizar distintos talleres por parte de vecinos o visitantes. Podría plantearse un programa de reservas para impartir los talleres o mediante invitación.
*Sala de juegos: 18,50 m2 Enfrente al taller se sitúan dos locales con un uso más distendido. Uno de ellos es una sala de juegos de mesa, la cual sirve como zona de espera o de relax.
*Cuentacuentos: 20,75 m2 Al igual que el resto de locales, se plantea para actividades en grupo.
En la parte central de la casa se crea un espacio a doble altura, que coincide con la extensión de la rampa que se propone en el jardín. Esta rampa continúa la calle, desde el acceso a la Capilla de la Magdalena y zonifica el espacio verde.
Se trata de un itinerario accesible cuyo trazado discurre entre los árboles y entra por el hueco existente. Accede al espacio central cubierto por una cubierta de vidrio, la cual se distingue también exteriormente frente a la cubierta de teja del resto del edificio.
“A Eira”
Centrándonos en el jardín podemos distinguir tres zonas:
*Terraza: se mantiene la cota del acceso al jardín desde la Capilla y se extiende hasta la ventana del Lar. Se continúa el pavimento del Camino y se mantienen los limoneros existentes.
*Aseos: se sitúan de manera recogida y de forma que puedan ser aseos públicos aun cuando el edificio se encontrase cerrado. Aparecen como un volumen cilíndrico cortado por la entrada, recogido bajo los árboles de mayor porte.
*Zonas de reunión: pequeñas zonas rehundidas en el terreno, que generan espacios de reunión posibles como un estanque y una fogata.
Conclusión
El proyecto pretende buscar el uso oportuno para el lugar y el momento en el que se desarrolla. La recuperación de la vivienda como edificio público provoca que en su adaptación se tengan en cuenta las actividades que se realizarán para que sea un proyecto con éxito.
Para que el edificio cobre sentido como local público debe entenderse desde el exterior como tal y para ello se marca su espacio central de carácter más público. Este espacio se plantea como una continuación del camino de Santiago, una parada obligatoria en el camino al igual que un remanso en el transcurso de un río.
La apertura completamente justificada del jardín a la red de espacios verdes municipal garantiza la asistencia de gente siempre que tenga una buena gestión, lo que favorecerá la asistencia asidua de peregrinos y mejorará la relación y el intercambio cultural entre vecinos y foráneos.
Este programa que entrelaza las relaciones culturales locales con las propias de los visitantes ensalza al Camino como forma de difusión de la cultura y acaba por manifestarse en la vivienda como Casa del Patrimonio Inmaterial del Camino de Santiago, donde pasa a formar parte la gastronomía, la música, la palabra y las costumbres.