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El deseo como fuente de interpretación de los elementos comúnmente empleados para la construcción inmobiliaria, práctica que ha definido en gran medida la imagen del paisaje levantino.

Se ha decidido explorar individualmente elementos asociados tradicionalmente con “la clásica promoción de vivienda” como son el pavés, el monocapa blanco, el mármol, el gresite de las piscinas, la carpintería de madera, y el enlucido interior blanco. Estos elementos, aplicados de una manera más reflexiva, consiguen crear un espacio que no solo valora lo local si no que, al mismo tiempo, es capaz de transmitir una sensación de vuelta al origen.

El espacio original presentaba una geometría rectangular, con una sala abierta como espacio principal y una pequeña zona que recogía el almacén y un aseo en la parte trasera del local. La primera decisión adoptada fue respetar la amplitud y la altura del espacio principal, e introducir una pieza que pudiera acoger una zona más reservada y acogedora, estableciendo un equilibrio entre una escala imponente y una más humana. Un pilar circular que se erguía en el centro del espacio sirvió como elemento guía, permitiendo una circulación orgánica a su alrededor.

Una vez decidida la estrategia funcional, el siguiente paso consistió en establecer una conexión interior-exterior. Con el fin de potenciar la relación con la calle sin comprometer la iluminación ni la intimidad del interior, se optó por usar un recurso que, tradicionalmente en las viviendas separaba e iluminaba estancias: el pavés.

Este elemento repetido 1.000 veces, creó una piel translúcida que proyectaba luces, sombras y formas difusas en un envoltorio que, además, trabajaba como colchón térmico y acústico para el espacio de trabajo. Del mismo modo, se decidió torcer ligeramente la entrada para establecer así un pequeño umbral que brindara visuales indirectas entre el interior y el exterior.

 

Participaciones en arquia / próxima

IX Edición 2022-2023