Este proyecto de “Arte en la construcción” pretende destacar la importancia de las históricas calles Wilhelmstrasse y Leipziger Strasse en el contexto de su desarrollo urbano. Con el fin de revalorizar este céntrico lugar tras años de desocupación y subrayar la función del nuevo edificio, la obra de arte está dedicada al desarrollo estructural del lugar como examen de las transformaciones sociales, históricas y políticas en el transcurso de su compleja historia hasta hoy.

El proyecto consta de dos componentes que, juntos, crean un diálogo entre el pasado y la nueva estructura. Por un lado, perfiles de latón se integran en toda la superficie de la zona de alojamiento y común de la Academia Federal de Finanzas para trazar los contornos históricos de los edificios que han caracterizado este emplazamiento a lo largo de la historia.
Por otro lado, se hacen visibles los fragmentos y materiales de construcción históricos que aún forman el subsuelo del lugar al reciclarlos e incorporarlos en la propia construcción del nuevo edificio en forma de suelo de terrazo.

La obra artística se basa en el plan de desarrollo del lugar y en representaciones cartográficas del desarrollo urbano de Berlín desde 1650 hasta nuestros días para captar las fases urbanas más importantes. Sus cambios estructurales se hacen especialmente visibles cuando el proyecto se centra en la ubicación de los alojamientos de la Academia y analiza su pasado.

La primera fase de desarrollo urbano, que recoge la obra artística, abarca hasta 1750. Los trazos históricos muestran un desarrollo en bloques perimetrales de edificios residenciales con jardines en la zona interior, correspondiente a la primera expansión del barrio de Friedrichstadt como suburbio. La siguiente fase se desarrolla hasta 1800, en esta etapa los edificios se limitan a los bordes de la manzana y se convierten en residencia de la burguesía prusiana. La tercera fase dura hasta 1850, aquí los edificios se expanden hacia el interior del solar en consonancia con el proceso de industrialización y su uso principal es una combinación de residencial y comercial. La cuarta fase abarca hasta 1880 e incluye, por tanto, la fundación del Imperio Alemán y la mayor fase de crecimiento de la ciudad, cuyos contornos representan los primeros cambios estructurales de la manzana e indican su uso público por primera vez con la Oficina General de Correos. La quinta fase se desarrolla hasta 1910, en esta etapa la manzana está completamente edificada y los contornos corresponden a los edificios del nuevo núcleo y a la nueva Oficina de Correos del Reich. La sexta fase dura hasta 1940. A la Primera Guerra Mundial siguió un periodo de estancamiento, durante el cual no se realizaron cambios estructurales importantes en la manzana durante la República de Weimar. Cuando los nacionalsocialistas llegaron al poder, se realizaron intervenciones en la estructura del edificio que intensificaron el uso público del lugar y del barrio circundante como centro institucional de su aparato de poder. Esto dio lugar a los últimos esbozos históricos mostrados, ya que los edificios de Leipziger Strasse y Wilhelmstrasse fueron destruidos en su mayor parte durante la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, ha quedado un vacío en este tejido urbano, que se intensificó con la construcción del Muro de Berlín y ahora finalmente se regenerá con el nuevo edificio.

Los contornos históricos están representados por perfiles de latón de 1 cm de anchura, incrustados tanto en el pavimento textil propuesto por el estudio de arquitecttura STAAB como en el nuevo suelo de terrazo. En éstos están grabados el año y el uso correspondiente a cada fase. Estas líneas se entrecruzan para formar una red que revela la turbulenta historia del lugar, ya que esta localización fue el centro neurálgico durante la Segunda Guerra Mundial, subrayando así la importancia de la creación de redes y la colaboración entre los nuevos usuarios a través de estas fallas históricas.

La excavación profunda del lugar para la cimentación del nuevo edificio ofrece una oportunidad única para ahondar en las capas subyacentes de la historia y descubrir sus huellas ocultas. Para crear un diálogo entre el pasado y el presente, se recuperan materiales enterrados bajo tierra in situ y se integran en la construcción del nuevo edificio. De esta manera materiales reciclados como ladrillos y hormigón del propio lugar forman la veta del nuevo suelo de terrazo en la zona común para dar a este espacio un carácter y una atención especial. La cual en armonía con la arquitectura, se convierte en un atractivo lugar de encuentro que fomenta el intercambio de experiencias.

Este proyecto de “Arte en la construcción” pretende subrayar el uso responsable del nuevo edificio en nuestro presente a través de una intervención artística y arquitectónica comprometida con la justicia climática y con la historia del lugar, que haciendo visible las huellas del pasado, busca mirar al futuro de forma comprometida, crítica y sostenible en sintonía con los retos actuales.