Una topografía extremadamente accidentada determina la singular implantación del edificio que responde por una parte a la necesidad de resolver el acceso desde la aproximación rodada por el extremo inferior de la parcela, y por otra a la intención de preservar una zona de terreno libre donde mantener el máximo arbolado preexistente.

El edificio se plantea como un objeto escultórico pétreo emergido desde el zócalo rocoso que constituye la parcela y esculpido desde su propia materia. Se pretende en esta línea no establecer diferenciación entre cubierta y fachadas, entendiendo que forman parte de una única envolvente que se resuelve técnicamente como un elemento ventilado de principios bioclimáticos. Criterios de Ecodiseño, eficiencia enérgética y la generación de un microclima controlable mediante variables manejables por el usuario constituyen las herramientas fundamentales del plantemaiento arquitectónico de la propuesta. Especial importancia adquieren en este sentido tanto la vegetación de la parcela como la utilización de la lámina de agua de la piscina requerida por el programa funcional establecido por la propiedad.