Pepe y Ana me proponen un reto que sólo se entiende desde la ilusión de construir, de experimentar y de crecer. Los trasteros se sitúan en un sótano complicado... y el espacio del que disponemos se exprime hasta el límite. Los objetivos están bien claros desde el principio, este espacio, por si mismo, debe propiciar el bienestar físico y mental. La salud no sólo se adquiere haciendo ejercicio. La salud es un estado global.
La calidez de la luz que llega hasta nosotros se matiza a través del seto de Ficus Benjamina, a través de los palitos de madera de Teka de Birmania del techo, a través del agua, llegando hasta el mármol Thasos, y generando betas doradas en la madera de del suelo y de las paredes.
En el interior de este sótano, uno es consciente del paso de las horas, del paso de las estaciones, caen las hojas de la Morera, reverdece la Tipuana, en total intimidad.