La vivienda se ubica a las faldas de la montaña del Montgo en Jávea y se inserta en una parcela que tiene el carácter de un gran patio, con un jardín confinado por una alta tapia vegetal.
La claridad de sus propietarios para precisar la cualidad de su espacio íntimo -continuo, con matices y ámbitos diferenciados- y la búsqueda de la intensidad en la relación con la montaña y el jardín, son algunos puntos de partida de este proyecto.
La propuesta se desarrolla a través de una geometría de matriz centrípeta en el patio de verano, que se apoya y dialoga con el movimiento del gesto.
La luz se parte y se filtra en su interior. Los pozos de luz iluminan las estancias del sótano. Las lamas de directriz curva, las concavidades y convexidades, los desplazamientos entre los planos superior e inferior, dibujan parábolas de luz y de sombra, en la transición con el mundo vegetal.
Si la planta baja se interioriza alrededor de un patio que ralentiza el tiempo, la cubierta entendida como plataforma, saca a esta vivienda de su placidez, de su lirismo, de su fruición, y la tensiona vinculándola al macizo del Montgo y a las vistas del valle próximo y el mar.