Bagos es un proyecto que convierte un local en una calle, una calle en la que te detienes de una u otra manera en función de la hora del día o del día de la semana.
Un lugar de encuentro de gente, sabores y olores.
El proyecto de Bagos ha consistido en convertir el local en una calle más de la ciudad, una calle en la que te detienes de una u otra manera en función de la hora del día o del día de la semana. Un lugar de encuentro de gente, sabores y olores. Los colores los pone el vino, la comida y el pequeño huerto de aromáticas.
Las calles Naranjo y Flórez definen una manzana en el centro histórico de Pontevedra y conectan con la Plaza de la Leña.
Las edificaciones de la manzana dan fachada a ambas calles y están protegidas; se encuentran abandonadas y eso afecta a la vida de las dos calles.
El local era un restaurante kurdo de cuarenta metros útiles más el patio; organizado para que el ambiente fuese íntimo, forzando la pequeñez del local mediante objetos, colores y localizaciones.
El local es Bagos, una enoteca en la que sirven pequeños platos de cocina contemporánea. Necesitaban sitio, luz, versatilidad por horas y colores adecuados para apreciar el vino. necesitaban un pentagrama, porque Bagos estaba inventándose.
El único problema era que tendríamos que conservar todo el local anterior, desde el mueble de la cocina hasta la barra de hormigón armado.
Las pequeñas herramientas fueron un mueble que permite que funcionen mesas independientes para comer tranquilos, una gran barra a dos niveles donde tomar vinos con pincho o incluso despejar el local para las copas, un fino pavimento superpuesto, algunas luces, un poco de escayola, muchas letras, aguja e hilo.