La casa se alza en la localidad de Latores, un pequeño pueblo cercano a la ciudad de Oviedo. Situado en lo alto de un valle, el solar ofrece unas espectaculares vistas sobre un bosque cercano así como una línea del horizonte dominada por diversos montes, entre ellos el Aramo; con una orientación oeste, presenta una topografía con un fuerte desnivel en sentido este-oeste. El entorno próximo, queda definido por pequeñas edificaciones de carácter rural, que muestran una tipología edificatoria marcada por cubiertas inclinadas de teja cerámica roja, revestimientos continuos en paramentos exteriores y empleo de materiales tradicionales en su construcción.

Atendiendo a la marcada topografía del terreno, así como a las vistas que este ofrece, la vivienda, se plantea según dos cuerpos; uno que discurre de forma transversal a la pendiente, en el que se sitúan los dormitorios de la casa, que se abren al paisaje por medio de un porche, y otro que lo hace de forma longitudinal a la misma, situándose en él, las estancias diurnas y el dormitorio principal de la vivienda. El salón, que se sitúa en el frente de este cuerpo, se beneficia de las vistas por medio de una ventana panorámica que encuadra la línea del horizonte, y un ventanal alto, que enmarca la Capilla de Santo Tomas, situada en la otra vertiente del valle. El cuerpo principal, se escalona en cuatro medias alturas, adaptándose de esta forma, a la topografía existente.

Exteriormente, el edifico se resuelve por medio de una cubierta que toma la misma pendiente que el terreno y cubre los distintos volúmenes que conforman el cuerpo principal, estableciendo una continuidad espacial entre ellos. Para los acabados exteriores, se adoptan las técnicas constructivas de los edificios colindantes como cubiertas inclinadas de teja cerámica, revestimientos continuos, carpinterías enrasadas a fachada..., que permiten desde la lejanía mantener una sensación de continuidad con su entorno, ofreciendo , por medio de su marcada geometría y silueta la imagen de algo nuevo y diferente.