Se buscaba mantener la escala doméstica del pueblo y el mayor aporte de luz natural, evitando espacios angostos y oscuros, surgiendo de esta premisa una relación con el entorno presente en todo el edificio, disgregado en pequeños volúmenes que se adaptan a la topografía.

Se trata de un conjunto de unidades alternas, unas abiertas hacia el Norte, con sus cubiertas inclinadas de chapa, y otras, las del Sur, apoyadas en la ladera, de cubierta plana y patios. Todas ellas se encuentran “cosidas” mediante el espacio de conexión y llegada, a modo de “espina dorsal”, que establece el criterio para la futura ampliación, que se producirá mediante adición de nuevos módulos-aula.

Las aulas principales, se disponen orientadas a norte (para evitar la necesidad de protecciones solares) y abiertas a las mejores vistas, pero dejando un pequeño hueco al sur, manteniendo la referencia de la montaña. Disponen, además, de un espacio exterior propio, algo elevado, como zona de juegos. Se agrupan dos a dos en volúmenes de mayor altura con cubierta inclinada. La sala de psicomotricidad y polivalente también tiene este mismo carácter, pero se ubican alrededor del acceso generando una plaza cubierta de llegada al edificio. Por otro lado, las aulas auxiliares, reciben luz a través de un patio orientado a sur, conteniendo la ladera.

Se ha potenciado especialmente el espacio de conexión que dispone de referencias visuales en todo momento. Aperturas al paisaje que se alternan entre volúmenes de ladrillo caravista que diluyen los límites entre interior y exterior.