Una estrecha parcela entre medianeras en el principal eje viario de la ciudad de Tarifa, espacio de transición entre la pesada memoria de su centro histórico y la liviandad de su presente mestizo y cosmopolita, supone un lugar excelente para defender la calidad que la arquitectura contemporánea puede aportar frente a la tendencia del kitsch folclórico al que la producción arquitectónica de la ciudad se ha encomendado ciegamente.

Frente al actual proceso de denigración arquitectónica que el capital requiere para garantizar el seguro beneplácito de un producto comercializado como arquitectura “típicamente andaluza” a costa de sacralizar valores ficticios de la arquitectura tradicional y reducirla a códigos y clichés preestablecidos, el edificio que se erige propone una reflexión crítica sobre la arquitectura más tradicional.

El resultado es una arquitectura silenciosa que, del mismo modo que la autentica arquitectura vernácula de Tarifa, se resuelve con una geometría elemental, racional y abstracta; construyendo una mirada nítida, anónima y limpia sobre el lugar en el que se inserta.

In-corporandose al nublado panorama arquitectónico de la ciudad desde el firme convencimiento de que las posibilidades de lectura y transformación que la arquitectura contemporánea posee son suficientes y necesarias para añadir belleza al lugar sin necesidad de recurrir a burdos artificios de caricaturización.

Esta arquitectura residencial, compacta y sobria, desnuda, formaliza su contacto con la calle mediante un local comercial y el acceso a las plantas superiores, en las que se resuelve el programa residencial según las dos fachadas disponibles, a la calle y a patio trasero, mediante una tipología de vivienda contemporánea: el loft multifuncional.

Su materialización se confía a dos elementos principales: el acero, cuyos elementos no se ocultan, y la madera laminada de los pavimentos, que dota a los espacios privados de la necesaria calidez doméstica.