La intervención tiene lugar en un antiguo local industrial habilitado como estudio de arquitectura. El gran volumen queda expuesto a las duras condiciones del invierno debido principalmente a las inexistentes medidas de acondicionamiento térmico de las que dispone.

Lejos de una intervención integral que suponía, por un lado, la paralización de la actividad dentro del local y por otro lado, la pérdida del carácter inacabado que vincula al mismo con su origen, se propone una solución a modo de box donde se ubica el espacio de trabajo. De esta forma se reduce notablemente el volumen a calefactar, y al mismo tiempo se consiguen las condiciones de confort deseadas.

Se trata de un volumen formado por siete pórticos de madera laminada que se disponen cada 75cm. La envolvente es contínua, quedando elevado el nuevo suelo. Los cerramientos se realizan mediante tablero aglomerado y policarbonato celular de doble capa dotando a la nueva zona de trabajo de una gran capacidad aislante. Por otro lado los laterales del nuevo volumen se realizan en piezas de policarbonato fácilmente desmontables una vez finalice la época invernal. 

La premisas fundamentales en cuanto a diseño pasaban por la modulación, sistematización y ajuste de escala del nuevo volumen. Todo ello con el objetivo de posibilitar la autoejecución del mismo de manera manual y sencilla, y al mismo tiempo economizar y optimizar al máximo el proyecto.