Una hoja de papel blanco contiene una infinidad de posibilidades; sólo dos dimensiones, alto y ancho, encierran innumerables formas de actuación y de expresión. Pero es sólo una hoja de papel blanco: no tiene espesor, no tiene sección, no se mantiene en pie por sí misma, no tiene sombra. Una hoja de papel blanco no es, sino que será.
Realicemos, pues, un gesto muy sencillo, irreflexivo: doblemos la hoja de papel en blanco; en principio, es un acto que llevamos a cabo de forma instintiva mientras nuestra concentración se encuentra inmersa en algún otro asunto: cogemos la hoja de papel, y comenzamos a doblarla, sin ningún interés, sin ningún objeto, en franjas desiguales, por el mero impulso de no tener las manos quietas.
Con esta mínima y aleatoria intervención, hemos dotado a la hoja de papel en blanco de espesor, le hemos dado una sección; ahora, la hoja de papel ya no tiene que permanecer tumbada puesto que puede estar de pie, tiene “capacidad estructural”; la hoja ya no es completamente blanca: los irreflexivos pliegues proyectan en ella misma una sombra que es cambiante conforme a la incidencia de la luz; la hoja de papel ya no es una superficie uniforme, homogénea, sino que aparece como un conjunto de diversas superficies, siguiendo un perfil quebrado, como el perfil quebrado que un río excava en la roca. Con un mínimo gesto, sin intención ninguna, lejos de tener un objetivo, hemos conferido a la hoja personalidad, estructura, relieve.
Una hoja de papel blanco doblado es.
El Mueble PLieGue busca la sencillez y belleza formal de un papel doblado; huir de los frentes planos y jugar con una superficie quebrada; de esta forma, el mueble no es un elemento estático en la estancia, sino que interactúa con el espacio, se convierte en un elemento dinámico, que varía su percepción según la perspectiva, el ángulo de incidencia de la luz o la posición del usuario. Además, se ha querido convertir en un frente quebrado mágico, rompiendo la continuidad del perfil e insertando luz en las grietas, para enfatizar las irregulares superficies y servir de luminarias, reflejadas en las caras.
Se puede decir que la idea que subyace en el diseño del Mueble PLieGue es generar una superficie quebrada y abstracta, con la sencillez de un papel doblado colocado de canto. La superficie plegada que se genera interactúa de forma dinámica con el espacio de la habitación dónde se dispone el mueble, dando lugar a una percepción dinámica tanto del mueble como de la estancia, aumentando esta sensación gracias a las grietas de luz que rompen la superficie quebrada. El material, tablero blanco lacado en brillo, provocará reflejos variables con el movimiento de los usuarios por la habitación.
Se trata de introducir en el espacio una superficie de luces y sombras, planos inclinados y geometría variable, como si del pliegue de una tela se tratase.
Con este diseño, obtuvimos el 2º Premio en el I Concurso Creativo “Diseña tu Hábitat”, organizado por el Grupo SEYS en colaboración con el Centro Tecnológico del Mueble (CITMA)
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