La arquitectura y el proyecto arquitectónico se manifiesta para nosotros de dos maneras básicas en función de que el punto de vista sea externo o interno. Para nosotros, el proyecto es una poderosa herramienta capaz de plantear soluciones o aliviar por lo menos cualquier clase de problema que se nos plantee. En cambio desde un punto de vista externo la arquitectura representa un libro abierto en el que quedan expresadas tanto las circunstancias materiales como las más trascendentales y conceptuales.

Nuestro modo de trabajo parte del análisis de las circunstancias tangibles e intangibles, geográficas, sociales, urbanísticas, conceptuales…todas las que puedan influirán el proyecto; tratamos de experimentar lo mismo que el virtual usuario de nuestro edificio. Se trata de crear un caldo de cultivo que sea idóneo para entender el entorno y contexto. Así luego, las soluciones y propuestas surgen de un modo natural, como reacción a este análisis.

Por eso tratamos de mantener los ojos constantemente abiertos y ver aquello que a simple vista no es evidente empleamos todos los sentidos que poseemos para poder percatarnos de cualquier detalle por insignificante que parezca.

Nuestra arquitectura está al servicio del usuario final, se trata de crear entornos vitales óptimos para sus habitantes.

No obstante no creemos en un tipo o modelo prefijado a seguir. El resultado final es algo que no nos obsesiona puesto que creemos que un adecuado proceso siempre implica un final razonado y consecuente, llevando a una intervención adaptada a las necesidades y condicionantes reales, no predeterminado pero si buscado.