No creemos en el edificio centralizado a donde todos se acercan a realizar el intercambio. Desplazarse al interior de un edificio no es algo que llegue fácilmente a la sociedad actual. El M-ART es un tejido urbano vivo y flexible, con carácter de red, donde cada uno de sus nodos actúa como catalizador urbano de la función que tiene asignada. Hay nodos de información, producción, restauración, encuentro urbano y reclamo. Son actuaciones a pequeña escala con carácter reproductivo que se reparten por la ciudad generando un paisaje urbano singular donde el espacio público es el protagonista. La intervención que, sin invadirlo está presente en él, recupera el carácter de lugar de intercambio, no sólo comercial, sino también social y cultural, que siempre tuvo.

El M-ART se adapta a la realidad social, sin imposiciones, requiriendo la participación, tanto en su configuración como en su gestión, de todos sus actores: ciudadanos, políticos y profesionales. Además, su carácter de intervención fragmentada le dota de capacidad de reacción ante cualquier cambio en las necesidades futuras de la ciudad.

Preocupados por la sobreconstrucción sufrida en el territorio, proponemos el principio de mínima intervención como regla básica de la actuación. Con ello pretendemos incorporar a nuestra propuesta construcciones y servicios existentes en la ciudad, así como dotar de actividad a espacios en desuso, colaborando con ello a la regeneración de centros históricos y a la reutilización de áreas industriales obsoletas. Su imagen singular reconocible fomenta la identidad colectiva, a la vez que constituye una proyección externa eficaz para la ciudad.

(Propuesta finalista en el concurso internacional de ideas M-ART)