Esta propuesta es un intento de integrar los estilos de vida contemporáneos en una estructura preexistente, atendiendo a las preocupaciones medioambientales, económicas y sociales actuales. Teniendo en cuenta estas tres, se hace evidente el sistema de valor añadido que surge de la promoción de espacios comunes y compartidos dentro de las viviendas de las grandes ciudades. En esta propuesta se tiene en cuenta el equilibrio entre espacios individuales y comunes, garantizando la autonomía de todas las viviendas. La renovación de la fachada también fue uno de los retos propuestos, con el objetivo no sólo de mejorar la eficiencia térmica, sino también de insertar el edificio en la ciudad como un objeto contemporáneo. Las estrategias adoptadas establecen un paradigma generativo para futuras intervenciones, demostrando que la arquitectura no sólo puede responder a los retos medioambientales actuales, sino también dictar positivamente el futuro de la vida urbana en términos de vivienda colectiva.