En tiempos de economía, vale la pena afinar la mirada y apreciar el uso de materiales cercanos, de sistemas constructivos mínimos y testados en el tiempo, eficientes y funcionales, que dan lugar a arquitecturas de prístina originalidad.
En el prólogo de su Architecture without architects [1] Bernard Rudofsky se lamenta de que estas arquitecturas ni siquiera tienen nombre. El término vernáculo que él introduce, usado más en los países anglófonos (vernaculus en latín distingue a los esclavos nacidos en la casa), termina cristalizando la denominación de esa arquitectura coral y anónima, considerada no culta, pero que realmente se enraíza en lo que es la verdadera cultura del lugar.
En los fondos de la Fundación Arquia textos como La casa y la vida japonesas [2] de Bruno Taut, o El oasis de Skoura [3] de Vicent Soriano y películas como Nanook of the North [4] de Robert Flaherty, recogen tradiciones constructivas locales que se pierden en el tiempo.
Porque la arquitectura culta nace de la observación de lo vernáculo, sorprendiéndose en sus pintorescas repeticiones y agrupaciones, y comprobando su papel decisivo en la construcción del paisaje, con toda la complejidad del término. Alejandro de la Sota nos plantea “los edificios monumentales siempre estuvieron en buenas manos, se sabe de sus autores. Sin embargo, la pequeña trama de casas fue hecha ¿por quién?” y apela a la sensibilidad del arquitecto como único camino para protegerla.
O arquitecto e a cidade velha [5] de Catarina Alves Costa muestra la arquitectura de Cabo Verde bajo el filtro de Alvaro Siza. KOCHUU [6] de Jesper Wachtmeister establece puentes entre arquitecturas contemporáneas y la tradición constructiva ancestral local, o en los fondos de la Fundación encontramos conferencias de Víctor López Cotelo [7] o Manuel de las Casas [8] que reinterpretan la arquitectura local en algunas de sus obras recientes.
Podríamos decir que la arquitectura vernácula tiene una componente evolutiva que la acerca a la biología, está su depuración a partir del tiempo, el ensayo y el error, y, del mismo modo que en el ADN, pueden leerse en su estructura su génesis, sus variaciones y evolución.
También, como una especie en vías de extinción, se convierte hoy en un bien valioso, cuyo hábitat vemos amenazado por nuevos modos de vida y por la globalización.
No obstante, en estas situaciones inéditas siguen surgiendo nuevas especies, arquitecturas muy atractivas que repiten el patrón: edificaciones básicas y necesarias, con materiales accesibles, adaptadas al lugar, a su clima y orografía, generadoras de sistemas constructivos, que se sofistican y consolidan en el tiempo.
Los bidones de acero de 55 galones para almacenar petróleo se han reutilizado para fabricar techos de viviendas elementales en todo el Caribe. En Trinidad y Tobago los han cortado y usado como tambor, el steelpan se ha ido depurando, afinando y sofisticando con el tiempo, convirtiéndose en un instrumento de percusión ampliamente extendido, en un proceso similar al que conforma la arquitectura vernácula.
Documentales como Casalata [9] de Ângelo Lopes and Lara Plácido, Lagos. Wide and Close [10] de Bregtje van der Haak y Rem Koolhaas o Kowloon Walled City [11], retratan estas realidades más recientes o ya contemporáneas.
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Lo vernáculo más allá de lo ancestral: arquitectura vernácula en el Centro de Documentación de la Fundación Arquia. Recursos.
El listado [12] incluye recursos directamente relacionados con la arquitectura vernácula ancestral, pero también otros en los que se establecen vínculos con ella desde arquitecturas más recientes, incluso contemporáneas.
No sólo se habla de la arquitectura que se considera vernácula por estar avalada por su reconocimiento como elemento seminal, estrictamente original o científicamente cierto. Tampoco por su ámbito estrictamente temporal, incluyendo en la clasificación sólo los claramente antiguos.
Se trata de identificar las características de la arquitectura propia de un lugar en uno o varios tiempos, no sólo a partir de su entorno o ambiente concreto, y a veces a través de relaciones con otras arquitecturas, de su idea generadora o carácter, que muchas veces se extrae a partir de la reinterpretación o la comparación.
En muchos de los elementos incluidos en el ciclo el epígrafe “vernáculo” no es el que podría considerarse descriptor principal, pero se han señalado porque aparece lateralmente o está implícito en mayor o menor medida.
Entre [corchetes] el nº de referencia del elemento en los listados de la Fundación.
Lo vernáculo más allá de lo ancestral: arquitectura vernácula en el Centro de Documentación de la Fundación Arquia. Recursos. [12]