La rehabilitación del espacio urbano, entendida como la concatenación de rincones donde suceden acciones y la integración de estos con los espacios de vivienda creando una continuidad espacial, hace que este proyecto responda a una realidad actual que demanda la sociedad.
Con realidad actual nos referimos a una etapa de crisis donde los nuevos macro edificios se han quedado atrás y donde la rehabilitación de los pequeños y grandes espacios existentes cobran importancia.
Mantener el patrimonio, entre otras cosas, significa mantener la vida que se produce en dichos edificios. En este caso, el estudio de las actividades diarias de los usuarios nos lleva al programa mixto incluido en los nuevos edificios, que fomenta el tránsito interior tanto como el exterior, sin perder su esencia: los muros, el color de los azulejos, las altas ventanas y la vida de sus calles.
En este caso, los edificios, abarcan un barrio entero de tanta importancia como es la Alfama, en el centro de la ciudad de Lisboa, cuna del fado y de una gran parte de la cultura portuguesa. Esto nos hace replantearnos la importancia que tiene mantener las ciudades, cargadas de historia, que poco a poco se van dejando vencer y que sin una adecuada actuación pueden llegar a perderse. Por ello hay que tener claro que significa rehabilitar.
Rehabilitar implica siempre establecer una determinada relación con el pasado, con los pasados que se acumulan en el espacio de la intervención. y también con el futuro, aquella idea imaginada de lugar hacia la que querríamos tender. Pero implica, sobre todo, una gran capacidad de trabajo con el presente. Superposición inacabable de tiempo, de deseos, de oficios, de materias, de estrategias, de personas. El proyecto busca reconocer, retener y revitalizar las distintas formas de inteligencia depositadas en sus espacios a lo largo del tiempo con el deseo de rehabilitarlos.
Por ello el proyecto se propone abordar la rehabilitación de un conjunto de inmuebles situados en el casco antiguo de Lisboa. Para ello no lo hace de manera independiente sino entendiendo la rehabilitación como un conjunto con la intención de hacer la menor distinción entre lo público y lo privado, creando unos espacios públicos y semipúblicos integrados en los edificios. De esta forma, se crea “más barrio” de puertas a dentro, conectándose los espacios a través de unas pasarelas en altura de tal forma que toda la Alfama queda conectada y se puede transitar sin tener que salvar ningún desnivel. Esto hace más accesible un barrio que poco a poco se está deshabitando, favoreciendo a la población que cada vez es de mayor edad.
El proceso de construcción del proyecto, al tratarse de una rehabilitación, se dilata especialmente en el tiempo pudiéndose dividir en tres etapas: derribo, consolidación y obra nueva. A lo largo de este proceso va apareciendo y tomando sentido la idea de dejar aflorar y hacer visibles la superposición de tiempos, oficios, materias, estrategias y personas que habían configurado el espacio a lo largo de los siglos.
Puesto que se trata de mejorar lo existente, nos fijamos que el estado actual de las viviendas es tan precario que se están abandonando, y por ello se propone un nuevo concepto de vivienda que se abre hacia el espacio exterior de galerías y que permite un adecuado sistema de ventilación cruzada y de iluminación.
En definitiva, el proyecto responde de una manera positiva a la evolución que deben seguir las ciudades históricas, inyectándoles actualidad, manteniendo su esencia y su estética, pero favoreciendo la vida en ellas y la evolución de los espacios de manera sensible para su mejor aprovechamiento.