La configuración de la parcela posibilita la integración urbana de la pieza mediante la prolongación de la calle existente y la alineación a los límites de la parcela. La población de Cuevas de Alzamora tiene un trazado urbano complejo, fruto de la historia; las cuevas que se excavaron y dieron nombre a la ciudad pronto convivieron con la iglesia barroca o el castillo. Las calles son tortuosas dando una increíble riqueza de vistas al paseante. Luces y sombras asombran al visitante, edificios sólo iluminados en sus pisos superiores, calles sombrías… La intención es recrear de un modo racional este paisaje, buscando las cualidades de la calle histórica en la calle que se crea dentro de la parcela, recrear las sensaciones que se fundaron a lo largo de los siglos observando su morfología. Una cueva se construye extrayendo materia a un sólido. Del mismo modo hemos procedido al configurar nuestra propuesta. Teníamos un sólido –el máximo edificable según normativa- y lo hemos hecho habitable sustrayendo las partes necesarias para que las viviendas pudieran tener luz y ventilación.
Entender la vivienda como un lugar flexible se posibilita desde los materiales con los que se construye. Proponemos crear un armazón de muros de carga de bloque de hormigón–que sean división entre viviendas y a la vez estructura del edificio- y un sistema de tabiquería de cartón-yeso o madera que cada uno se pueda construir a su antojo; nosotros marcamos la distribución que creemos más idónea pero el usuario es libre de configurar su casa como se le antoje. El trabajo del arquitecto termina en las paredes decía el maestro Adolf Loos hace ya un siglo, nosotros interpretamos que hoy el trabajo del arquitecto termina en las infraestructuras; colocar bien los muros de separación y marcar la zona de baños y cocina es básicamente nuestro trabajo.