El proyecto multiplica y exagera el tímido carácter de casa-patio de una residencia de veraneo de los años sesenta, que entre tres hermanas han decidido compartir como casa de veraneo. Un hábitat deliberadamente ambiguo, entre interior y exterior, muy diverso, tan amplio y soleado como íntimo y umbrío, ofrece rincones, topografías, porches y jardines, en una concatenación espacial que dota de vitalidad este paisaje vacacional.
Multiplicidad de recintos
La preexistencia de un muro-recinto, que diferenciaba dos ámbitos del jardín circundante, a la vez que los conectaba mediante cuatro arcadas, se propaga de manera reiterada por todo el solar. El resultado es una matriz de estancias exteriores e interiores, patios y habitáculos de diferentes tamaños, específicos a cada lugar y temperamento, interconectados por arcos análogos a los preexistentes.
Apertura doméstica
La casa preexistente tenía poca relación con el exterior y, en su interior, los espacios quedaban segregados y con usos predeterminados. El nuevo hábitat doméstico abre, mediante una estructura metálica que queda integrada en la carpintería, una gran estancia que incluye los ámbitos de estar-comedor-cocina-loggia. En la crujía de los dormitorios, sin apenas derribos, se liberan las dos estancias de los extremos—abiertas con puertas pivotantes que permiten la continuidad espacial—dotándolas de polivalencia y reduciendo el pasillo central, ampliamente conectado a su vez con el estar central de la casa.
Umbrales metálicos
Sobre las nuevas aperturas de fachada, se superponen diferentes capas de acero lacado en un color arena claro; metales que median en la relación interior-exterior. Por fuera, una chapa perforada conforma un porticón corredero que permite dormir con la ventana abierta; por dentro una ligera carpintería consigue plegar la superficie vidriada para permitir la total apertura.
Topografías de barro
La especificidad indeterminada de todo el conjunto se ve reforzada por una topografía de baldosas de terracota que, a la vez, conforma un plano que unifica jardín y casa, interior y exterior sobre una misma topografía continua; mientras que consigue generar diferencias y jerarquías mediante un despiece que reconoce las estancias y sus bordes, cambiando de dimensión, construyendo pasarelas, repisas o tapizando las paredes de espacios húmedos.
Termodinámica vernácula
En esta casa, sin aire acondicionado, no se pasa calor. La cubierta, levantada sobre un grosor de densos tabiques conejeros y una cavidad ventilada, otorga una gran inercia térmica, reforzada por una mejorada ventilación cruzada y protegida del asoleo por celosías metálicas, convirtiendo los espacios interiores en los más agradables en los calurosos días de verano. En el jardín se han incrementado las superficies drenantes y ajardinadas en todo el perímetro, con tal de mejorar la humedad atmosférica y sensación de confort ambiental.