En el corazón de Vigo, en el cruce de calles por donde transcurre el emblemático Camino de Santiago, se erige mi mural artístico, una obra que no solo celebra la belleza de este tramo del Camino Portugués a Compostela, sino que también rinde homenaje a la esencia única de esta ciudad costera.
El mural recrea una escena cotidiana que captura la esencia de Vigo, donde el mar, la ría y el cielo se entrelazan en una sinfonía de azules infinitos.
Como ciudad pesquera que mantiene viva su actividad económica y cultural, Vigo se convierte en el telón de fondo perfecto esta obra. En cada pincelada, he querido reflejar la conexión profunda entre la comunidad y el entorno marino que la sustenta. El mural, en su conjunto, es un tributo a la fragilidad de la biodiversidad y un llamado de atención sobre el estado de nuestros mares y océanos.
En un mundo donde a menudo pasamos por alto la importancia de preservar nuestros recursos naturales, este mural busca despertar la conciencia sobre la necesidad de respetar y proteger los tesoros que nos brindan los océanos. A través de la expresión artística, invito a reflexionar sobre la interdependencia entre la ciudad, su gente y la inmensidad del mar que se extiende más allá de nuestras miradas.
En definitiva, esta obra en Vigo no solo es una expresión artística, sino también un recordatorio visual de la belleza y fragilidad de nuestro entorno, un llamado a la acción para preservar la riqueza de nuestros mares y la vida que albergan.