El punto de partida es el encargo de una peluquería en un local de reducidas dimensiones, cinco por nueve metros de profundidad. La estrategia proyectual adoptada consistió en diseñar una pared de espejos, inclinada con un ángulo de 18º en planta.
Esta “pared espejada” logra generar una sensación de mayor amplitud en el interior, expandiendo visualmente el espacio, ya que refleja el entorno exterior y se funde con el fondo neutral de hormigón. También cumple una función importante al separar el salón principal del secundario, baño y almacén; creando un espacio interior adicional, que posibilita el uso público y privado de forma simultánea.
Destacar su versatilidad perceptiva al reflejar diferentes perspectivas y momentos a lo largo del día, proporcionando una sensación de amplitud y cambio constante. Creamos un espacio donde los anhelos y las ideas se entrelazan y transforman. Este enfoque en la experiencia sensorial y la variabilidad conecta con el concepto y nombre para la peluquería: MUV (Movimiento Único Vital).
En este contexto, lo tangible (la arquitectura) e intangible (identidad individual y colectiva de marca) se convierten en un medio para canalizar esta aspiración como una búsqueda de nuevas formas de vida y conexiones auténticas con uno mismo, los demás y el entorno.