Portocolom es uno de los núcleos más pintorescos de la costa de Mallorca. Sin embargo, la urbanización LAFE que se extiende a lo largo de la carretera hacia s’Horta es un no-lugar: casas autistas desperdigadas y aceras de 7m sin vegetación, separadas por 18m de asfalto en los que de noche los chavales emulan a sus ídolos de A Todo Gas, pasados de coca hasta las cejas…
Para sacarle todo el provecho al solar, se trabaja con un muro ciego que se cierra a la calle y cuyas dilataciones definen tres patios con distintas condiciones ambientales:
-Uno, de acceso, protegido por un algarrobo,
-Otro, perpendicular a la carretera, se orienta de norte a sur, y se abre hacia el torrente calificado como zona verde.
-El último, orientado a oeste y al que se abren el estar y la cocina, permite la ventilación cruzada y en verano ofrece un espacio a la sombra durante todas las horas del día.
En planta baja la vivienda dispone de 90m² y dos dormitorios. La planta piso puede utilizarse independientemente como apartamento de 40m² con un dormitorio, o transformarse en dos habitaciones con un estudio, anexos a la vivienda inferior mediante la escalera de acceso exterior, lo que permite mútiples modos de habitar, y posibilita la costumbre local de alquilar parte de la vivienda a los turistas en verano...
La tipología se determina simultáneamente con la voluntad de obtener un volumen escalonado de máxima ocupación y mínima altura en el que las cubiertas de la planta baja se convierten en grandes terrazas para la primera planta. La altura del bloque disminuye al acercarse a la calle principal y los muros de cerramiento se resuelven con el mismo material… De este modo el edificio parece acomodarse al lugar en el que se emplaza, casi por gravedad… Con un poco de suerte y tiempo, la vegetación difuminará la presencia de los volúmenes y la piedra envejecerá y se impregnará de moho…
El marés, inicialmente se colocó de 75x35x10cm en fachadas y de 75x35x20 en las tapias. El peso de los bloques de 20, cercano a los 150kg, obligaba a utilizar una grúa, así que se decidió cortar las piezas por la mitad para poder trabajarlas manualmente, produciendo un aparejo curioso.
Se ha llevado al límite el reciclaje de los retales de piedra ensayado en la primera fase.