Una pequeña casa de dos pisos fue diseñada para una joven familia en Freamunde, ocupando un lote trapezoidal flanqueado por dos viviendas de estilo y construcción comunes. Al norte, el edificio se enfrenta a la calle, rematando uno de los principales ejes del irregular centro. Al sur, se despliega para aprovechar al máximo el paisaje fragmentado que se le ofrece.
La casa tiene un doble carácter. Por un lado, busca diseñar una fachada hacia la calle en el sentido albertiano del término, es decir, declaradamente pública y hasta cierto punto autónoma respecto al interior. Esta fachada intenta lograr, al mismo tiempo, cierta abstracción y banalidad en la elección, diseño y composición de sus elementos. Por otro lado, en la parte trasera, la casa se asume tridimensional. Aprovechando unas construcciones espurias preexistentes, fue posible avanzar en cada extremo sobre el patio y las paredes vecinas, conformando un pequeño patio abierto de escala doméstica que espera pacientemente el crecimiento verde de la hiedra. Esta operación resulta en un volumen tripartido, marcado por vanos que, a veces, desmaterializan las esquinas, otras perforan las paredes, animando la aparente simetría del conjunto que constituye la matriz clásica del proyecto. El dispositivo entrada-escalera-chimenea actúa como un filtro y otorga privacidad a los principales espacios, configurando el núcleo central a partir del cual se desarrolla toda la casa y hacia el cual constantemente se dirige la atención. En el recorrido desde la entrada hasta el piso superior, las inflexiones a las que estamos sujetos potencian la "promenade" que artificialmente amplía la escala de la pequeña casa. Esta percepción de grandeza y expansión espacial se reitera por el alto techo del atrio de las habitaciones, rematado por una ventana tipo triforio que surge del desencuentro entre los dos tipos de cubierta (plana e inclinada) y que complementa la escénica ventana redonda, con la capacidad de devolvernos la mirada a la calle.