INTERMEDIO - 1ª FASE - LA SEDE
La propia etimología latina del nombre (Medi Terraneum), así como sus equivalentes griego y árabe, hacen referencia a un lugar que está en medio de las tierras. Se constituye, así, no como un lugar que separa sino, todo lo contrario, un lugar que une en su perímetro un conjunto de identidades que forman la denominada cultura mediterránea, con su mar como centro neurálgico.
Si hay algo por lo que se define, precisamente, nuestra cultura es por la construcción de todos sus espacios característicos, tanto físicos como mentales, como lugares intermedios.
Son lugares entre la luz y la sombra, entre el calor y el frescor, entre la calle y la casa, entre lo mío y lo de los demás; estamos hablando de la construcción permanente del umbral que neutraliza los contrastes, de ese lugar indefinido entre el individuo y el conjunto de individuos y entre el individuo y el clima.
La casa del Mediterráneo ha de construirse de la misma manera que la cultura que representa. Se construirá como un espacio intermedio, tanto programáticamente como ambientalmente.
Programáticamente, porque será un gran vacío abierto a la imaginación tanto de los visitantes como de los programadores del centro. Será un lugar entre la calle y una sala interior equipada. Será un espacio museístico o una sala de conciertos. De tamaño impreciso, ya que podrá ser ocupada desde 100 a 800 personas sentadas, o desde 1000 a 3000 de pie en función de los acontecimientos. Será una prolongación del parque, o el parque será una prolongación natural de la propia casa. Será una plaza cubierta o un anfiteatro al aire libre.
Ambientalmente, será un espacio neutro, difuso, que interactuará con el medio, amplificando los cambios ambientales. Cuando el sol incida con fuerza, el interior se tornará blanco prístino. Al atardecer, el interior será rojo o amarillo. Cuando llueva, las gotas de agua lo teñirán de sombras. Cuando sople el levante, las ligeras vibraciones de la membrana llenarán de sonidos el gran vacío.
Será un gran espacio para la celebración de lo intermedio, entendido tanto desde la fascinación por la incertidumbre de su uso como desde una experiencia sensorial amplificada.
INTERCAMBIO-2ª FASE – LA ITINERANCIA
Si hay algo en lo que este nuestro mar ha condicionado la aparición de cierta identidad mediterránea es su constitución como lugar de encuentro y no como lugar de paso. Vuelve a aparecer, así, la idea de intermedio. Esta idea, vinculada a su localización geográfica estratégica ha permitido que, históricamente, haya sido lugar de intercambio, tanto de productos y personas como de saberes y tradiciones.
Esta es la filosofía de la Casa del Mediterráneo.
Sin embargo, proponemos que su vehículo integrador vuelva a ser el mar.
La segunda fase de la Casa del Mediterráneo consistirá en construir una sala extra intermedia y perfectamente equipada. Como rasgo diferenciador, será flotante y viajará por el Mediterráneo, permaneciendo temporalmente en todos su puertos.
Se plantea como una estrategia participativa y financiada por todos los países mediterráneos. Imitando otras experiencias internacionales del mundo del arte y/o político, cada año un país diferente será el encargado de gestionar tanto la imagen de este pabellón flotante como sus contenidos.
Lo mismo que los antiguos marineros construyeron nuestra cultura permitiendo el intercambio físico, la nueva Casa del Mediterráneo volverá a construir esta relación para favorecer un futuro intercambio de experiencias.
Aún a riesgo de evocar cierta idea nostálgica, pensamos que esta es la iniciativa mediterránea más apasionante para la construcción de un auténtico marco de INTEGRACIÓN y SOLIDARIDAD entre los distintos pueblos.
En esta historia, existirían tres grandes momentos.
- EL VIAJE como experiencia.
- LA LLEGADA de este pabellón a cada uno de los puertos como acontecimiento, tanto social y/o cultural como económico.
- LA VUELTA A CASA, a Alicante, su base de operaciones, donde se depositarán todos los objetos y experiencias recogidos en sus viajes. La Casa del Mediterráneo se convierte, así, en una atarazana temporal o antiguo tinglado para almacenar los bienes traídos del mar.
Estará equipado con auditorio, salas de exposiciones y congresos, así como vastas zonas exteriores para ser customizadas por el país anfitrión.
Cada ciudad en la que atraque, podrá utilizarlo para la celebración tanto de congresos como de sus fiestas locales, tanto en la costa como en medio del mar.
Esta nueva Casa del Mediterráneo flotante permitirá volver a sacar lo mediterráneo al mar.