Uno de los objetivos centrales de esta vivienda se basaba en el compromiso entre el arquitecto y los propietarios por conseguir el máximo de luz natural en un solar entre medianeras generando unos espacios atractivos y amplios que posibilitaran encuentros y vivencias cotidianas lo más ricas y polifacéticas posibles.
El proyecto se organiza a partir de una de las medianeras que, conceptualmente, se pliega hasta casi tocar la medianera opuesta generando los dos espacios con mayor carácter de la vivienda: uno, el espacio interior en planta primera que sirve de comedor-estar ligado a la cocina; y dos, un espacio exterior en planta segunda que sirve de terraza relacionado con un espacio interior polivalente.
Ambos espacios interiores, en planta primera y segunda, están íntimamente relacionados gracias a un hueco rasgado que los conecta espacialmente. La luz que baña el paño interior del espacio inferior a través del hueco sirve para descomprimir el espacio y dotarlo de mayor amplitud y riqueza espacial. Paralelamente, el resto de espacios de la casa se relacionan visual y conceptualmente mediante un patio central que introduce luz al corazón de la vivienda y amplía los vínculos con el exterior.
Al mismo tiempo, horizontalmente, la casa intenta escapar de la rigidez que podría imponerle las medianeras. Así, el espacio interior en planta primera (comedor-estar-salón) se expande hacia la terraza cubierta en fachada, de tal modo, que llega a considerarse parte del mismo. Con ello se consigue que el límite del espacio interior resulte menos estricto y más poroso, difuminando la relación entre el exterior y el interior.
Finalmente, en la parte posterior, el volumen de servicio en planta baja y la terraza del dormitorio principal vienen a subrayar la idea de expansión de la casa en horizontal y ampliar sus fronteras visuales y perceptivas