La oportunidad de proyectar una rotonda como el reto de pensar y reflexionar sobre todos esos espacios no-lugares o negativos resultantes de nuestras ciudades. Lugares que se presentan como áreas de impunidad/oportunidad, sembrados de ambigüedad y listos para que crezcan en ellos sucesivas situaciones intermedias. Un espacio “equipado” para que puedan pasar diferentes situaciones, pero también un lugar “que equipa” y hace sostenible lo que le rodea.
El Vergel es fruto de cientos de años de historia, y es allí desde donde debemos partir. La memoria como mecanismo mediante establecer las bases para definir, explicar y sintetizar a todos qué es El Vergel y hacia donde va.
Etimológicamente el mismo nombre de “El Vergel” nos aproxima a una realidad geográfica y social excitante. Junto al mar, regulado climatológicamente por este (brisas, temperaturas medias agradables durante todo el año, …) y a los pies de numerosas montañas que caen desde la Sierra de Aitana en su vertiente más rica (norte) hacia el mar, manifestándose con la presencia cercana de la Montaña Segaria. Todo esto otorga a este lugar de unas cualidades fascinantes que han condicionado su topología, forma y paisaje. La abundancia de cauces y la relativa riqueza y horizontalidad de las tierras ha permitido una estructura económica y social basada en el cultivo. Esos ríos y en concreto el AGUA son clave y nos permite explicar la cualidad de exhuberancia y frescor vivo que ha sido y es El Vergel.
Esta condición del agua como elemento capaz de permitir el cultivo y hacer las veces de motor energético la encontramos, con el paso de los tiempos, trasmitida en parte a otros medios. Las vías de comunicación traen hoy en día las riquezas a los núcleos de población, conectándolos a la red global, haciendo más cómodos los tránsitos y abriendo oportunidades a nuevos lugares. Es allí donde reside toda la intensidad de nuestra sociedad, es por donde pasamos todos los días, por donde descubrirán por primera vez “El Vergel” nuevos visitantes y por donde acertarán a entrar esas personas que nos visitan ocasionalmente.
Pero no solo debemos entender la rotonda como un lugar en el que explicar e interactuar, a modo de interfaz, con ese gran flujo de múltiples situaciones, sino que la implantación actual entendemos ofrece la oportunidad de hablar e interpretar las preguntas que este equipamiento vial nos plantea.
Muchos de los pueblos que conocemos se han construido alrededor de un cruce de varios caminos. Así aparecían las plazas llenas de vida, historias, cuentos, cultura y diversión: el espacio público histórico por excelencia. En la actualidad el “pragmatismo” urbano esta sacando de las ciudades estos cruces y llevándolos a las periferias. La construcción actual de la rotonda constituye una rotura de una extensa red de caminos que durante años y años se ha ido consolidando. Además las previsiones de crecimiento urbano sitúan el crecimiento en esa zona, haciendo aun más importante en el tiempo la conexión de los nuevos espacios urbanos con el centro histórico de El Vergel. Por eso proponemos no solo coser estas situaciones, sino disponer un espacio rico de encuentro, en que se puedan dar múltiples situaciones.
Nos gustaría explicar el proyecto como la suma de una serie de factores:
- La recomendación de seguridad propone que desde una entrada a una rotonda no se pueda ver las otras salida, aconsejando un mínimo de 2,5m de altura sobre rasante.
- La necesidad de explicar mediante el proyecto, no solo lo que es, sino la esencia de lo que ha sido y será, e incluso de lo que esta pasando en ese momento en El Vergel. Sin necesidad de recurrir a mecanismos superficiales-simbólicos, es decir, una imagen optimista de futuro que entiende la memoria del lugar.
- Coser el cruce de caminos para activar la Red y aportar un espacio intermedio de situaciones.
- Al igual que los cultivos producen materia, nos gustaría entender que la misma construcción y objetos que constituyen la rotonda es capaz de autosustentarse energéticamente y, porqué no, generar un beneficio.
Y para cruzar esta información usaremos los mecanismos del arte cinemática (Opart) y concretamente los parámetros que Eusebio Sempere, esa figura Alicante clave en las vanguardias artísticas de la modernidad. Pero en este caso daremos la vuelta al concepto usado por Sempere en muchas de sus esculturas, para aprovecharnos del movimiento que ya existe. En vez de ser la escultura la que gire y asuma el movimiento, en este caso serán los coches los que se muevan alrededor del proyecto, generándose a coste cero energético, esas tensiones, reflejos y efectos fascinantes del Opart.
Encontramos dos escalas:
De lejos el proyecto funciona como un sistema, en conjunto y proporciona esa imagen escenográfica que refunde la memoria y proyecta el futuro de El Vegel. De cerca se reconocen los objetos a una escala más humana, propiciando el paisaje en el cual se desarrollo el cruce de caminos y se dan la condiciones apropiadas para que se puedan producir situaciones intermedias.