Pensar en una biblioteca hoy en día es, como diría un buen amigo, arriesgarse a pensar en un cementerio de libros. Es en este punto donde el esfuerzo del proyecto debe reconciliar las invariables arquitectónicas de recorrido y permanencia con la experiencia inmaterial que traen consigo las nuevas tecnologías. La estrategia de proyecto persigue una secuencia DINÁMICO-ESTÁTICA que permita al consumidor ir descubriendo su equipamiento gradualmente, antes de ser seducido por las nuevas tecnologías que se agolpan en las estanterías (libros digitales, videojuegos), de modo que no queda otra solución que compartir celosamente el espacio material con el virtual.
El equipamiento en planta baja responde a una tipología en “U”, generando un patio central con acceso controlado desde el exterior y en torno al cual rotan los dos niveles de la pieza. En planta primera los límites se desplazan buscando el máximo aprovechamiento de la parcela trapezoidal. Dichos pliegues permiten alojar a nivel de la calle un zaguán, un soportal y un espacio para bicicletas y marcan la posición de los huecos, situados en aparente incongruencia estructural donde arrancan los voladizos. Las visuales más interesantes se condensan en el menor número posible de paños acristalados, de gran presencia, mientras que los espacios principales (hemeroteca, infantil y vestíbulo-exposiciones) se ensimisman en torno al bibliopatio interior.
Aquí se completa el cuarto lado del recorrido concéntrico, accediéndose por dos escaleras situadas una en cada brazo de la planta anterior, convirtiendo el nivel superior en un deambulatorio donde el movimiento y el descubrir el edificio aparecen como un gesto casi espontáneo por parte del lector. Es aquí donde los mundos juvenil y adulto convergen en una transición natural en los lados mayores del recorrido, entre el cómic infantil y ficción hacia el norte y audiovisual juvenil y adulto al sur.
El tercer elemento lo constituye un aula polivalente en pendiente para recitales y club de lectura. Dicha pieza se orienta hacia el oeste de la parcela, filtrando la luz cálida de poniente a la hora del cuentacuentos. Este elemento se pliega para generar un graderío exterior, a modo de pequeño espacio para representaciones al aire libre vinculado a la futura zona verde que establece el mismo PXOM, al suroeste de la parcela.
El lenguaje casi hermético hacia el exterior del elemento se enfrenta directamente con la situación urbanística de Carballo. Una serie de lucernarios de distintas profundidades (nivel mesa, nivel planta primera y nivel planta baja) y de paños translúcidos completan el juego de contrastes lumínicos alrededor de la secuencia RECORRIDO-PERMANENCIA.