El proyecto persigue dos objetivos, sacar el máximo partido del espacio contenedor y potenciar los objetos a exponer.
El espacio
La sala destinada a la exposición permanente sobre arqueología del Museu de les Terres de l'Ebre, de unos 200m² y una altura libre de 3m escasos, ofrecía una angosta percepción del espacio.
La estrategia de proyecto se basa en lograr que la geometría de la sala quede en un segundo plano, permitiendo que las piezas a exponer destaquen, como objectos o conjuntos.
El color
Se juega con dos tonos de grises: uno más oscuro, para la envolvente (paredes, techo, zócalo) con el que se intenta borrar los límites de la sala, para no evidenciar la falta de altura, y también usado en el interior de las vitrinas, para destacar las piezas, la mayor parte de ellas cerámicas; un gris más suave, para el vinilo que trasdosa el vidrio, que delimita las superficies gráficas.
La composición
El discurso histórico, lineal, se distribuye en el perímetro de la sala, mediante muebles modulares que combinan el plano vertical, conteniendo texto, gráfica y vitrinas, con la superficie horizontal para la gráfica de detalle y los pequeños objetos.