El proyecto abarca la rehabilitación integral de un apartamento situado en un edificio histórico del 1935, situado en el ensanche de Valencia, en el barrio de Ruzafa. Se trata de una planta rectangular, con cuatro crujías y medidas totales 7x14m. La estructura se resuelve mediante pilares y muros de ladrillo macizo, forjados mixtos de vigas y viguetas metálicas y losa de hormigón.

La vivienda original se encontraba subdividida en numerosas estancias, muchas de ellas sin iluminación ni ventilación natural. Por ello, una de las prioridades fue la de garantizar luz y ventilación natural a todos los espacios, considerando los 14m de distancia entre fachadas opuestas.

Es por ello que la organización distributiva, que se vincula a los pasos estructurales, se desarrolla mediante un gran espacio diáfano y unitario en el que se organizan el estar- comedor, estudio, acceso y distribuidor, y a través del cual se accede, por un lado, a las habitaciones, y por el otro, a los espacios de servicio. La situación de las bajantes en la fachada posterior condiciona la ubicación de cocina y baños en su proximidad, mientras que los dos dormitorios vuelcan a la fachada principal.

La existencia de un alto muro medianero blanco a escasos metros de la fachada posterior ha determinado que la iluminación de la cocina se produzca a través de un gran ventanal recayente a la terraza que, por un lado, amplía visualmente el espacio de la cocina y, por otro, favorece las vistas en diagonal al patio de manzana.

A dicha terraza se accede mediante una doble puerta corredera de suelo a techo, que resuelve la ventilación e iluminación del espacio principal.

En la elección de los materiales y texturas del proyecto se ha buscado, ante todo, la esencialidad, depurando los detalles de encuentros entre materiales constructivos y eliminando elementos superfluos, como en las puertas de los armarios empotrados o las puertas enrasadas con los tabiques de los baños.

Los suelos se resuelven mediante baldosas de gres porcelánico gris en zonas húmedas y terraza, y tarima de madera de roble de gran formato en el resto de espacios; en la pared medianera, en correspondencia de las dos crujías centrales, se ha sacado a la vista el ladrillo macizo original, que cobra protagonismo gracias al empleo del blanco en la totalidad de paramentos verticales, carpintería interior y exterior, alicatados, mobiliario, etc.

Ello, junto con la gran altura libre existente, que ha permitido ocultar todas las instalaciones eléctricas y de climatización, obteniendo alturas de 2,70m en espacios húmedos y de 3,15m en el espacio principal y habitaciones, ha conseguido que en la vivienda se respire un ambiente de gran armonía y serenidad.

En el apartado técnico, la vivienda busca la sostenibilidad y autogestión, mediante la incorporación de una sustancial mejora acústica y térmica de sus cerramientos, elementos de carpintería exterior y vidrios, y de un sistema domótico que regula la apertura y cierre de toldos y estores, así como la subida y bajada de persianas, además del control de la iluminación y de la climatización.