Construir una pequeña fábrica de embutidos con tienda en el centro de Bargas, una pequeña localidad cercana a Toledo, es el objeto de este encargo.

El edificio se encuentra en el centro del municipio, haciendo esquina entre dos calles de gran tránsito, con un marcado carácter comercial.
En este entorno conviven edificios residenciales de nueva planta de hasta tres alturas, con las antiguas edificaciones locales de una única altura, originado un perfil urbano discontinuo en constante transformación.

El edificio se proyecta en una sola altura sobre rasante, enterrando en planta sótano el resto del programa; recordando la escala original de las calles locales y, al mismo tiempo, ensanchando la sección de las mismas, convirtiendo el espacio público en un espacio más luminoso, amplio y agradable. Esta idea viene reforzada mediante un retranqueo en la esquina del local que facilita las circulaciones peatonales tanto en la calle como en el  acceso a la tienda.

En el espacio de cubierta sobre el inmueble se proyecta una terraza, no visible desde la calle, que alberga las instalaciones, y cuya vegetación cubrirá con un tapiz vegetal los muros de las fachadas medianeras generando un gran telón vegetal de fondo para este carismático espacio urbano.

Los acabados vistos, y de alguna manera toscos en  los muros  de hormigón,  hacen referencia al carácter austero y esencial de la tradición constructiva local, a base de muros de tapial, desde una perspectiva contemporánea.

de atención al público, la tienda, con grandes ventanas que crean un gran escaparate hacia la calle, y la zona de obrador y cámaras frigoríficas, totalmente cerrado al espacio público, que se ilumina a través de una gran ventanal cenital.

Todos los paramentos de la tienda,  incluyendo los techos, han sido alicatados con azulejos con el objeto de facilitar la limpieza, al mismo tiempo que constituyen un pequeño homenaje, a la tradición de las antiguas tiendas locales.
Los suelos de color azul, tanto en la tienda como en la zona de producción, están vinculados con la imagen corporativa de la marca “Vianda”.

Las vitrinas de exposición para guardar los alimentos han sido diseñadas a medida para facilitar su uso por personas de avanzada edad. Su altura es inferior al estandar, mejorando el contacto con el tendero, y disponen de un sistema de baldas horizontales que evita agacharse para recoger las bolsas de la compra.

El sistema de exposición escalonado  del producto, suspendido tanto del techo como de las paredes perimetrales, mejora su percepción por  parte del cliente desde interior  así como desde el exterior de la tienda, convirtiendo al alimento en el principal protagonista de la tienda.