Para nook existen dos tipos de proyecto desde el punto de vista del cliente: los de un particular con finalidad de vivir él mismo en su vivienda y los enfocados a un usuario final desconocido (por ejemplo, viviendas de alquiler). En los encargos del primer tipo intentamos conocer a fondo las costumbres del cliente, todo aquello que puede incidir en su forma de vivir. Este fue el caso de CASA SAL, donde había que reformar una vivienda teniendo como premisa la personalidad de su propietaria.

Por otro lado, había que afrontar la geometría original de la vivienda, un rectángulo muy compartimentado de tan sólo 3 metros de ancho en casi todo su desarrollo por 19 metros de largo. En uno de sus extremos disponía de una terraza en muy mal estado, elevada respecto del nivel de la vivienda y a la cual se accedía por medio de una pequeña puerta ciega.

A partir de estas dos premisas nos pusimos manos a la obra para poder resolver los problemas arquitectónicos y las necesidades funcionales de nuestra clienta. Desde el principio fue un trabajo en equipo.

Para ella lo más importante era la cocina, debía ser el corazón de la casa; funcional, resistente, alegre y protagonista. Así que organizamos el resto de espacios a partir de la cocina: a un lado de ella ubicamos el salón con salida a la terraza y en el otro extremo del piso la zona más privada, su dormitorio y estudio. En medio se emplazaban el baño y una habitación secundaria.

Con el fin de atenuar la sensación de gran profundidad de la vivienda decidimos tratar los pavimentos a modo de franjas, disponiendo los más resistentes en cocina, baño y estudio, y combinando en el resto maderas para interior y exterior. Potenciamos la transición de las franjas utilizando pavimentos muy vistosos proporcionados por nuestra clienta: para la cocina escogió un mosaico hidráulico de dibujo geométrico, un suelo de motivos florales para su estudio y un damero para el baño.

Con la terraza teníamos un doble objetivo; subsanar la deficiente conexión actual desde el salón y convertirla en una fuente de luz para que se usara durante todo el año, así que abrimos un gran hueco en la fachada y dispusimos un banco que integrara los escalones del desnivel que a la vez son unos cajones-estantería para guardar libros. El suelo de la terraza entra al interior de la vivienda a través de esta bancada, de manera que los espacios se prolongan y se diluye la clásica división interior-exterior.

Durante el diálogo con la propietaria surgieron detalles que afinaron el ajuste del apartamento con su estilo de vida, como la recuperación del techo original o la elección de ventanas de guillotina en la cocina. Grandes y pequeñas decisiones que poco a poco fueron armando la base de un apartamento todavía por completar.

De este modo afrontamos la intervención de CASA SAL. Entendimos que al acabar nuestra intervención empezaba la auténtica vida de la vivienda, moldeándose al compás de las necesidades de su propietaria, en lugar de imponerse con una arquitectura ensimismada y ajena a los verdaderos condicionantes y requerimientos particulares.