Reforma integral de una marisquería de mucha tradición en Madrid. El cambio estético y espacial es total. Dos materiales configuran todo el local: uno duro, cerámico, para las zonas con más tránsito y otro más cálido, la madera, que según su situación se transforma en lo que necesita cada espacio, barra, zócalo acústico en las paredes, circulaciones.… Un espacio de nuestro tiempo con guiños marineros a lo que fue y es.
El restaurante, anteriormente muy fragmentado, ahora se ha convertido en un espacio continuo en el que se suceden los usos (sala de estar, barra, comedor, reservados…), y mediante elementos visuales que no cortan la visión se van articulando.
El espacio se configura volumétricamente por dos elementos principales, un gran volumen limpio, rotundo de barra y una repetición de elementos verticales metálicos que se acomodan al local en forma de estantería.
Cromáticamente tenemos dos colores, dos texturas, dos materiales, la madera (tarima de roble) y el hormigón (en forma de cerámico hexagonal), diferentes pero complementarios que van otorgando a cada espacio las características necesarias para su uso.
El mobiliario, (sillas y taburetes de madera, taburetes metálicos) también pertenece a ese juego cromático de gris y madera.
El cambio en fachada también ha sido total, las pequeñas ventanas enrejadas existentes se han convertido en huecos rasgados hasta el suelo, otorgando una profundidad y comunicación con el exterior anteriormente inexistente.
Esta fachada al exterior, deja ver la actividad del restaurante siendo un atractivo para el peatón, y se acaba de configurar con uno elementos lineales de madera y un mosaico hexagonal que empiezan a contarnos lo que nos vamos a encontrar dentro.