La tesis es un ejercicio crítico y analíticode entendimiento del territorio. Una lectura poética e intuitiva, necesaria para entenderlo junto al hombre y la mujer como parte de él. Propone la lectura como metodología de un conocimiento territorial por cuanto la labor de interpretación de signos visibles e invisibles, obliga a buscar unas relaciones entre las formas y sus huellas, obliga a un reconocimiento.
El planteamiento es entender y tratar de identificar racional y emocionalmente los códigos de un territorio en la costa atlántica gallega, un fragmento singular enfrentado al océano, entre las rías de Cee y Muros y alejado de grandes ciudades. Se fundamenta
en el discurso y el pensamiento actual que entrecruza lo experiencial como fuente de conocimiento y que se construye fundamentalmente entorno al concepto del paisaje y a aquellas figuras de difícil encuadre disciplinar, cuyo pensamiento entrelaza lo científico con lo emocional, la lógica racional con la poética.
El objetivo es entender un territorio concreto y descubrir nuevos significados partiendo de la premisa que existe una relación observador(a)-observado que va más allá de la mera contemplación y que se expresa a través de la manifestación sensible o en un acto privado de emoción que mide el paisaje-territorio de manera más cualitativa que los documentos que proliferan con afán de controlarlo y protegerlo.
Se entiende que la lectura es comprensión y expresión del territorio sintética y emocional. Es una lectura emocional, que lejos de destruir la racional, abre la puerta a la sugerencia. Es una expresión de una complejidad “emocionante” que pretende entender y situarse en el momento actual de cambio del territorio y en lo que significa hoy para nuestra mentalidad. Para ello se plantean tres lecturas que tratan de abarcar los aspectos de una vida y dar respuesta a una serie de preguntas: cómo es ahora el territorio, qué aspecto tiene, cómo nació y evolucionó, cuál es su actividad actual, cómo cambia y por qué. Son la lectura descriptiva, la lectura histórica y la lectura significativa o simbólica. No son lecturas parciales, las tres buscan una lectura sintética y global y van conformando la lectura siguiente, añadiendo la emoción como parte imprescindible para el conocimiento del territorio. De ahí, el esfuerzo en estructurar la investigación en varios niveles, aportando datos, reflexiones e imágenes para quien quiera profundizar en razones, también a través del poder evocador.
Tras una reflexión sobre los conceptos del paisaje y territorio y su complejidad, que fundamenta la pertinencia de la lectura, se aborda la metodología del trabajo. Recurre a texto, imágenes fijas y en movimiento, a sonidos y dibujos de mapas para describir y expresar una abstracción inventada por el hombre, ya se llame territorio o paisaje y cuyo significado depende de establecer relaciones significativas.
Las tres lecturas se retroalimentan y se reflexiona, y ahí el interés, en esta dualidad, en la subjetividad con la que se arma un paisaje y con la que el territorio ha sido y es construido por una cultura, una mentalidad de una comunidad que vive en él desde el neolítico y que también se ha modelado por el territorio en el que habita. La emoción siempre presente, evalúa permanentemente la mirada racional con lo sentido y alimenta nuevas reflexiones que vinculan al observador con lo observado, al habitante con su territorio porque éste también es simbólico.
El territorio es significativo porque concreta valores y el significado está integrado por relaciones. Practicar una lectura emocional es entender que existe una lectura simbólica que es más longeva e inmutable, y también reconocer que todas las lecturas son construcciones culturales de una determinada época.