arrow-circle-down arrow-circle-left arrow-circle-up arrow-down arrow-left arrow-line-right arrow-right arrow-up ballon close facebook filter glass lock menu phone play point q question search target twitter
X
  • Códigos Desplazables: hacia una estética evolutiva de la arquitectura

  • Códigos Desplazables: hacia una estética evolutiva de la arquitectura

  • Códigos Desplazables: hacia una estética evolutiva de la arquitectura

  • Códigos Desplazables: hacia una estética evolutiva de la arquitectura

Título: Códigos Desplazables: hacia una estética evolutiva de la arquitectura
Subtitulo: Origen y naturaleza de la arquitectura. Los siete instintos de la arquitectura
Fecha lectura: 20/01/2016
Director de la Tesis: Antonio Armesto Aira
Tribunal: Cristina Jover Fontanal (pres.), Pau Pedragosa Bofarull (secr.), Jordi Sardà Ferran (voc.), Marcos Isamat Riviere (voc.), Javier Sampedro Pleite (voc.).
Centro: E.T.S. A - Barcelona - UPC
Repositorio universitario: ver tesis
  • Abstract en Castellano
  • Nothing in biology makes sense except in the light of evolution. T. Dobzhansky

    Rafael Moneo, en su libro Inquietud teórica y estrategia proyectual en la obra de ocho arquitectos contemporáneos, considera que hemos alcanzado un punto más allá del cual es muy difícil hacer una aportación teórica “sustancial” a la arquitectura. Podemos, todo lo más, expresar nuestra “inquietud teórica”. Quizá exagere el maestro en que llevamos décadas dándole vueltas a lo mismo, sin aportar a la arquitectura nada tan verdaderamente original como la teoría de la evolución a la biología. Y es que la evolución de las especies, de Charles Darwin —una hipótesis que refundó la biología toda vez que fue descifrada a nivel molecular— es seguramente la idea que más ha cambiado nuestra perspectiva del mundo, acabando con tradiciones, fulminando dogmas y ayudándonos a comprender mejor lo que nos hace verdaderamente humanos.

     

    Darwin descubrió que todo lo vivo tiene un origen común, y que las especies no sólo han tomado formas, sino también comportamientos definidos, merced a la selección natural. En relación a lo que ahora nos importa, miles de especies animales de todas clases (marinas, terrestres y voladoras; invertebradas y vertebradas) evolucionaron su propia arquitectura y consecuentemente construyen su cobijo. Siendo la arquitectura uno de los comportamientos más extendidos en el reino animal viene siendo hora de plantearnos la pregunta obvia: ¿por qué nuestra arquitectura habría de tener un origen y una naturaleza distintos al resto?

    Dediqué la tesis doctoral y años posteriores a explorar si la arquitectura podría o no ser también una adaptación de nuestra especie, es decir, un comportamiento modulado por un conjunto de emociones específicas y, una vez he entendido que así es, a establecer su taxonomía.

    Para ello fue preciso tener en cuenta el rendimiento biológico de determinadas regularidades de dicho comportamiento, es decir, examinar si tenía sentido que las emociones involucradas hubieran quedado retenidas por selección natural. Empecé, en realidad, a centrarme en dichas regularidades cuando un conjunto de hallazgos científicos recientes —básicamente de biólogos, arqueólogos y paleontólogos— me llevaron a postular la arquitectura como un posible comportamiento innato heredado de especies precursoras.

    Mis principales hallazgos se podrían resumir en tres afirmaciones:

    1)  Vivimos en arquitectura porque descendemos de una familia (los primates homínidos) cuyos representantes vivos construyen su cobijo sobre los árboles. El primer antepasado terrestre del hombre fue precisamente el que consiguió adaptar con éxito su morada al suelo.

    2)  La especie humana conservó los instintos arquitectónicos de sus antecesoras mientras desarrollaba nuevas adaptaciones arquitectónicas alineadas con la evolución y la creciente sofisticación de sus emociones sociales.

    3)  De las dos anteriores afirmaciones se deduce la incipiente doctrina de una estética evolutiva de la arquitectura; una herramienta capaz de dilucidar algunas de las falacias, contradicciones, vacíos y confusiones que persisten en la estética arquitectónica al uso.

    No hará falta inventar nuevos nombres para designar las siete grandes adaptaciones o fuerzas que, manifestándose bajo la forma de emociones y juntamente a la razón, operan en la arquitectura. Dichas fuerzas ya fueron identificadas y manejadas en el pasado en diferentes teorías de la arquitectura y del urbanismo. Algunas, como la territorialidad o el Genius Loci poseen una legitimidad biológica consolidada. Otras, como el sentimiento hogareño o acogedor, han sido detectadas experimentalmente por la neurociencia tras haber sido predichas en mi propio texto. El ornamento, lo pintoresco, la monumentalidad y la gracia son las otras cuatro predicciones analizadas en dicho trabajo bajo el prisma evolutivo que, confío, pueda ayudarnos a ensanchar el marco fascinante de la modernidad arquitectónica. Si dichos hallazgos constituyen, después de todo, una aportación teórica sustancial a nuestra disciplina, sólo el tiempo lo dirá.


  • Abstract en Inglés
  • Nothing in biology makes sense except in the light of evolution. T. Dobzhansky

    Rafael Moneo, in his book Theoretical Anxiety and Design Strategies in the work of Eight Contemporary Architects, believes that we have reached a point beyond which it is very difficult to make a "substantial" theoretical contribution to architecture. We can, at most, express our “theoretical anxiety”. Perhaps the Spanish master is exaggerating in that we have been going round and round the same thing for decades, without contributing anything as truly original to architecture as the theory of evolution did to biology. Charles Darwin's evolution of species —a hypothesis that refounded biology once it was deciphered at the molecular level— is surely the idea that has most changed our perspective of the world, putting an end to traditions, shattering dogmas and helping us to better understand what makes us truly human.

    Darwin discovered that all living things share a common origin, and that species have not only taken definite forms, but also definite behaviors, thanks to natural selection. In relation to what matters to us now, thousands of animal species of all kinds (marine, terrestrial and flying; invertebrate and vertebrate) have evolved their own architecture and, as a result, they build their own shelter. Since architecture is one of the most widespread behaviors in the animal kingdom, it is time for ourselves to ask the obvious question: why should our architecture have an origin and a nature different from the rest?

    I devoted my doctoral thesis and subsequent years to exploring whether or not architecture could also be an adaptation of our species, that is, a behavior modulated by a set of specific emotions and, once I understood that this is the case, to establish its taxonomy.

    This required taking into account the biological performance of certain regularities of such behavior, i.e., examining whether it made sense that the emotions related to them could have been retained by natural selection. I actually began to focus on such regularities when a set of recent scientific findings —basically from biologists, archaeologists and paleontologists— led me to postulate architecture as an innate behavior possibly inherited from precursor species.

    My main findings could be summarized in three statements:

    1) We live in architecture because we descend from a family (the hominid primates) whose living representatives build their shelter on trees. The first terrestrial ancestor of man was precisely the one who managed to successfully adapt his dwelling to the ground.

    2) The human species retained the architectural instincts of its ancestors while developing new architectural adaptations aligned with the evolution and sophistication of its social emotions.

    3) From the two previous statements we can deduce the emerging doctrine of an evolutionary aesthetics of architecture; a tool capable of elucidating some of the fallacies, contradictions, gaps and confusions that persist in current architectural aesthetics.

    It will not be necessary to come up with new names to designate the seven great adaptations or forces that, taking the form of emotions and together with rationality, operate in architecture. These forces have already been identified and dealt with in the past in different theories of architecture and urbanism. Some of them, such as territoriality or Genius Loci, have a well- established biological legitimacy. Others, such as homeliness or coziness, have been experimentally traced by neuroscience after having been predicted in my own text. Ornament, picturesqueness, monumentality and grace are the other four predictions analyzed in this work under the evolutionary prism that, I trust, can help us to widen the fascinating framework of architectural modernity. Whether these findings constitute, after all, a substantial theoretical contribution to our discipline, only time will tell.

  • Abstract en Portugués
  • Nothing in biology makes sense except in the light of evolutionT. Dobzhansky

    Rafael Moneo, no seu livro Inquietação Teórica e Estratégia Projetual no trabalho de oito arquitetos contemporâneos, acredita que chegámos a um ponto para além do qual é muito difícil dar um contributo teórico "substancial" para à arquitectura. Podemos, no máximo, expressar a nossa “inquietação teórica”. Talvez exagere o mestre em que temos circulado a mesma coisa durante décadas, sem contribuir nada tão verdadeiramente original para a arquitectura como a teoria da evolução para a biologia. E o facto é que a evolução das espécies de Charles Darwin — uma hipótese que refundiu a biologia uma vez decifrada a nível molecular— é certamente a ideia que mais mudou a nossa perspectiva do mundo, acabando com tradições, fulminando dogmas e ajudando-nos a compreender melhor o que nos faz verdadeiramente humanos.

    Darwin descobriu que todos os seres vivos têm uma origem comum, e que as espécies não só têm tomado formas, mas também comportamentos definidos graças à selecção natural. Em relação ao que nos interessa agora, milhares de espécies animais de todos os tipos (marinhas, terrestres e voadoras; invertebrados e vertebrados) evoluíram a sua própria arquitectura e, como resultado, constroem o seu abrigo. Uma vez que a arquitectura é um dos comportamentos mais difundidos no reino animal, é tempo de nos colocarmos a questão óbvia: porque é que a nossa arquitectura deve ter uma origem e uma natureza diferente das restantes?

    Dedicei a minha tese de doutoramento e anos subsequentes a explorar se a arquitectura poderia ou não ser também uma adaptação da nossa espécie, ou seja, um comportamento modulado por um conjunto de emoções específicas e, uma vez entendido que era esse o caso, a estabelecer a sua taxonomia.

    Pois era necessário ter em conta o rendimento biológico de certas regularidades do comportamento acima mencionado, isto é, examinar se fazia sentido que as emoções relacionadas com elas pudessem ficar retidas pela selecção natural. Comecei realmente a concentrar-me em tais regularidades quando um conjunto de descobertas científicas recentes — basicamente de biólogos, arqueólogos e paleontólogos— me levou a postular a arquitectura como um possível comportamento inato herdado de espécies precursoras.

    As minhas principais conclusões poderiam ser resumidas em três afirmações:

    1) Vivemos na arquitectura porque descendemos de uma família (os primatas hominídeos) cujos representantes vivos constroem o seu refúgio em árvores. O primeiro antepassado terrestre do homem foi precisamente aquele que conseguiu adaptar com sucesso a sua morada ao solo.

    2) A espécie humana preservou os instintos arquitectónicos dos seus antepassados enquanto desenvolvia novas adaptações arquitectónicas de acordo com a evolução e sofisticação das suas emoções sociais.

    3) Das duas afirmações anteriores podemos deduzir a doutrina incipiente de uma estética evolutiva da arquitectura; uma ferramenta capaz de elucidar algumas das falácias, contradições, lacunas e confusões que persistem na estética arquitectónica actual.

    Não será necessário inventar novos nomes para designar as sete grandes adaptações ou forças que, manifestando-se sob a forma de emoções e em conjunção com a razão, operam na arquitectura. Estas forças já foram identificadas e tratadas no passado em diferentes teorias de arquitectura e urbanismo. Algumas, como a territorialidade ou o Genius Loci, têm uma legitimidade biológica consolidada. Outras, tais como o sentimento acolhedor ou de aconchego, foram experimentalmente detectadas pela neurociência depois de terem sido previstas no meu próprio texto. Ornamento, pitorescidade, monumentalidade e graça são as outras quatro previsões analisadas neste trabalho sob o prisma evolutivo que, confio, nos podem ajudar a alargar o quadro fascinante da modernidade arquitectónica. Se estas descobertas constituem, afinal, uma contribuição teórica substancial para a nossa disciplina, só o tempo o dirá.

Participaciones

XIII concurso bienal (ver ficha histórico)

Arturo Frediani Sarfati

Arquitecto
E.T.S. A - Barcelona - UPC
ESPAÑA
www.fredianiarquitectura.com