Se trata del proyecto de una vivienda unifamiliar en pleno barrio de San Isidro, en el centro de Algeciras. Cuando nos llegó el encargo, lo único que teníamos era un solar totalmente vacío, ya que recientemente se habían derribado dos viviendas que había sobre él. El acceso se realiza por la estrecha y empinada calle Buen Aire, a izquierda y derecha teníamos dos sinuosas medianeras llenas de retranqueos que terminaban conformando en el fondo del solar un patio rematado por un antiguo cerramiento de mampostería.
Podemos afirmar que la forma irregular del solar junto con la búsqueda y el tratamiento de la luz natural fueron nuestro punto de partida a la hora de abordar el proyecto.
Para “poner a nuestro favor” la caprichosa morfología del solar, decidimos levantar tres gruesos muros directores de color azul, los cuales iban a ser los encargados de organizar la secuencia de espacios que pretendíamos crear desde la fachada hasta el patio trasero y de conducir la luz natural de manera intencionada a cada uno de estos espacios. De hecho, los muros azules atraviesan la casa de arriba abajo e incluso se asoman a la fachada y al patio. Además de servir de directriz en la ordenación espacial, los muros han sido capaces de organizar la estructura y de distribuir las instalaciones, ya que su grosor y el hecho de haberlos diseñado huecos nos permitía alojar estos elementos en su interior. Sólo se han dispuesto pilares en el perímetro del solar y en el interior de estos muros. Del mismo modo, las conducciones sólo discurren por el interior de los muros azules y por el de los falsos techos.
El programa de la vivienda se articula alrededor de un vacío central rematado por un lucernario en su parte más alta. Por él la luz natural desciende resbalando por los muros directores y llegando hasta los espacios comunes de la casa.