A las afueras de Oliva se encuentra el Passeig dels Rajolars, una antigua zona industrial dedicada a la producción de ladrillos que, tras años de bonanzas, cesó completamente su actividad. Hoy en día encontramos un paisaje caracterizado por la presencia de múltiples chimeneas, esbeltas y desafiantes, que contrastan con la planeidad de las fábricas abandonadas y los extensos secaderos.

La intervención, así pues, busca perpetuar el orden existente con una pieza eminentemente vertical que continue el paisaje definido por las antiguas chimeneas. El volumen inserto, lejos de tener un uso industrial, alberga una discreta vivienda -un refugio íntimo e inesperado- desde donde observar las montañas y el cercano mar. El proyecto se completa con la ocupación parcial de un antiguo horno abandonado, instalando en su interior un pequeño estudio de arquitectura.

La pieza nace como una abstracción de las antiguas chimeneas, asumiendo una composición de basamento y fuste, pero generando una pequeña excentricidad entre sus partes para garantizar, también, una sutil autonomía del objeto respecto a su contexto -como elemento contemporáneo y a la vez continuador de la historia del lugar-.