En este sentido, el diseño concebido por Exedra es extremadamente ligero, pensado para moverse continuamente dentro del espacio expositivo, confrontando directamente las obras de arte discutidas. Esto supuso un doble desafío. Por un lado, el diseño debía configurar un espacio íntimo para conversar dentro de la enorme sala gótica de La Capella. Por otro lado, Exedra no debía interferir en las experiencia de las piezas de arte.

Así pues, el diseño final consta de dos gradas simétricas. Cada una de ellas pesa 70 kg y puede ser movida por una sola persona, facilitando su reubicación en el espacio y teniendo en consideración el personal reducido del centro. Su geometría en forma de corazón se refiere a objetos de escala doméstica como el sofá victoriano o la silla Acapulco. como a tomar las dimensiones de escaleras móviles industriales. Tanto en las escaleras como en los muebles mencionados, el cuerpo se encuentra en una posición relajada que se entiende predispuesta a las conversaciones informales.