El área metropolitana de Tokio es la mayor aglomeración urbana del mundo, tiene casi 38 millones de habitantes, es el mayor jardín creado por el hombre. Las plantas son coladas por la pobación civil en las calles públicas y también en los interiores privativos con la misma sensibilidad con la que mantienen armónicamente sus parques con palacios y templos. No hay papeles en el suelo, silencio absoluto, todos los vehículos son eléctricos.
Las plantas llevan más millones de años sobre la teirra que nosotros y segiuirán en ella si no las destruimos. No nos necesitan, aunque estoicamente nos soportan y mantienen vivos. Son el paradigma de la vida contemporánea por su flexibilidad frente a la fragilidad del mundo humano. Ser sostenible no es poner plantas para tapar nuestras vergüenzas, es pensar como ellas, en su ecosistema. O integramos también a las aves o nos deborarán los mosquitos. Hemos olvidado la arquitectura tradicional mediterránea: la parra en el porche, los nenúfares en el estanque del patio, la hiedra en las fachadas, y los nidos de vencejos en nuestras torres.
La normativa constructiva actual no considera las plantas ni sus ventjas térmicas o ambientales. La adminstración ha comenzado a proteger algunas especies también animales en vías de extinción, pero olvidamos su fomento, correcta integración y desarrollo, esencial para el óptimo control de plagas y pandemias.
La investigación, actualización e implementación de nuevas y olvidadas tecnologías que tengan en cuenta otras especies es el único camino si queremos mantener un mínimo bienestar en nuestra sociedad
Y los arquitectos en esto tenenmos mucho que aprender. Hablamos de todo ello con los expertos invitados a esta tertulia.