Vivimos como si existieran fuentes inagotables de energía fuera de las ciudades, que nadie ve y que nos permiten una extracción ilimitada.
En el proyecto la energía se producirá en el mismo lugar en que se consume, consiguiendo transparencia infraestructural, gasto energético contabilizable, autoabastecimiento y autogestión de recursos.
Será un parque donde se produce la energía necesaria para la vida diaria y donde es posible observar, entender y vivir como sucede. Un suelo mixto de espacios libres, infraestructuras y vivienda.
Se creará un paisaje que pueda beneficiar a la ciudad y a los ciudadanos, que coexista con la producción de energía.
Las fuentes de energía serán renovables y sostenibles, económica y ambientalmente; cada elemento utilizado para producirla será un elemento estructurante del parque: molinos de viento, charcas de macrofitas….
Los residuos no serán vistos como basura sino como fuente de producción energética.
Será un paisaje cultural, espejo de las exigencias humanas. El lugar contará la historia de quienes viven allí y cómo lo hacen. Los habitantes participarán en la gestión de energía, del parque y en la generación de actividades. Serán socios activos en lugar de clientes pasivos
Las viviendas no serán ya centros de consumo sino centros de producción y reciclado.
La ocupación del parque se llevará a cabo en diferentes etapas. Se producirán sucesivas transformaciones del territorio a lo largo del tiempo, dadas por el propio crecimiento y evolución del parque.
El tamaño de cada pieza arquitectónica será traducción de su posición en el conjunto y de su propio programa, en un gradiente escalar. El mantenimiento del parque se realizará a través de la propia generación de actividad.
Las viviendas surgirán en las choperas, bosques, charcas de agua de lluvia y campos de molinos adaptándose a éstos lugares. La estructura de cada edificio será reflejo de lo que sucede en su entorno obteniendose una relación con el paisaje reconocible y propia de cada lugar.