En un vértice de la antigua parcela, situada en una urbanización de viviendas unifamiliares, se sitúa esta casa. En el vértice opuesto al acceso. Unos magníficos pinos en medio, y al otro lado el jardín, la piscina y una pequeña huerta, donde se mira.
En un vértice de la antigua parcela, situada en una urbanización de viviendas unifamiliares, se sitúa esta casa. En el vértice opuesto al acceso. Unos magníficos pinos en medio, y al otro lado el jardín, la piscina y una pequeña huerta, donde se mira.
Así accedemos, al final de ese recorrido, a través de una gran sombra, buena en verano y de altura suficiente para disfrutar del poniente en invierno. El vacío sobre el acceso nos trae el levante.
A esta puerta-cieloencauzado-patio-sombra se abren salón, comedor y cocina, de altura considerable (zona día), mientras que el cuerpo mas bajo, donde se disponen los dormitorios (zona noche) abre a noroeste, dejando un muro casi ciego que queda tras el lienzo verde, tapiz generado por una serie de cables que lo tejen con trepadoras. También color.
Cierto compromiso con las circunstancias y el emplazamiento nos llevan a disponer de esta manera la casa, y a construirla con sistemas sencillos, sin mucho decoro, y sin renunciar a esa arquitectura. Estructura de hormigón, revestimientos continuos, algo de piedra, el tapiz vegetal y los pinos son los ingredientes para generar este paisaje artificial, doméstico y amable.