arrow-circle-down arrow-circle-left arrow-circle-up arrow-down arrow-left arrow-line-right arrow-right arrow-up ballon close facebook filter glass lock menu phone play point q question search target twitter
X
  • Aquellas cosas, secretas y necesarias


  • Aquellas cosas, secretas y necesarias


  • Aquellas cosas, secretas y necesarias


  • Aquellas cosas, secretas y necesarias


Article publicat al DPA 27/28 MAT-BUILDING



Aquellas cosas, secretas y necesarias

El Orfanato Municipal de Ámsterdam de Aldo van Eyck

Cuando Alison Smithson en el año 1974 confecciona el primer atlas[1] que permite “reconocer y leer mat-buildings[2], incluye al Orfanato municipal de Ámsterdam (1955-60) como uno de los proyectos ejemplares. Para ilustrarlo se utiliza específicamente de tres fotografías del edificio en construcción, acompañadas de un breve comentario crítico dónde lo describe como una arquitectura poco transitiva con el exterior, de apariencia pesada y un marcado carácter fabril. Teniendo en cuenta que el orfanato se terminó a finales de los cincuenta, parece que la autora antepone esas imágenes del proceso de realización a cualesquiera de la obra acabada y si partimos de la premisa que la elección no ha sido arbitraria, podemos deducir que tanto el momento del proyecto como el punto de vista son los que considera adecuados para ilustrar y reivindicar su condición de mat[3].  

La imagen principal[4] es una vista aérea del conjunto tomada en un vuelo por la tarde. El entorno es de periferia, abunda el espacio vacío y el solar, situado en esquina, linda con importantes infraestructuras viarias y grandes equipamientos. La volumetría está completa pero todavía se trabaja en la finalización de algunos de los elementos que conforman la cubierta, los cerramientos de fachada y toda la parte de urbanización de los patios; el edificio está rodeado de pequeñas construcciones temporales, acopio de materiales y rodaduras de maquinaria pesada que han trazado caminos auxiliares que más tarde desaparecerán. Mientras que en una de las fotografías más reproducidas del orfanato vemos a un objeto saturado, sin matices y similar a una maqueta, en esta visión del proyecto en fase de construcción, recuperada por Alison Smithson en el artículo e interpretada aquí como si fuera una versión acabada y en uso de la obra, intensifica su carácter más urbano. En ella vemos una arquitectura-ciudad de formas objetivas, habitada, que se extiende horizontalmente en el paisaje delimitando un espacio que le es propio. La casa-ciudad para niños de Aldo van Eyck se asimila entonces a una construcción anónima[5], de carácter colectivo y atemporal que enlaza sin ruptura con la tradición arquitectónica vernácula. Algo de ese vínculo con lo elemental, experimentó Herman Hertzberger en su primera visita al orfanato que, al igual que Alison, fue con el edificio en ejecución. En uno de los escritos analíticos sobre la obra de van Eyck[6], Hertzberger habla específicamente de ese momento y lo hace en términos aparentemente contradictorios; por un lado dice haberse convencido de que el Orfanato anuncia un nuevo tipo de arquitectura y por el otro el estar delante de una espacialidad ya conocida.

Ésta lectura del proyecto a través de la dualidad y la contraposición, puede aplicarse a muchos otros aspectos de la obra. La visión en axonométrica de la imagen, a diferencia de otros documentos como el de la planta baja, tiene un papel importante en la percepción del Orfanato como mat-building. Con éste punto de vista se distingue fácilmente una arquitectura de composición aditiva que parece crecer a base de repetir y agrupar una misma unidad de medida en sus variantes vacía y construida. Aunque ésta aproximación al proyecto des de la cubierta, es válida en el contexto del atlas y muy extendida entre los escritos sobre el orfanato, aporta una comprensión parcial del edificio y deja fuera aspectos fundamentales de su estructura formal. En realidad existe una disociación entre la organización libre de la planta que sugiere la cubierta, formada por un entramado regular de proporción cuadrada (3’36x3’36m) con un sistema de cubrición a base de 336 cúpulas, y la espacialidad de la planta baja, generada por la yuxtaposición de un conjunto de edificaciones, parecidas a unas estructuras murarias, que forman un recinto quebrado entorno al gran espacio del acceso[7]. Estos volúmenes en U o en T de las aulas, se disponen de manera escalonada abriéndose al gran jardín, al cual acceden individualmente no sin antes atravesar un espacio porticado o una habitación exterior (patio). Agrupadas en dos franjas de 4 unidades cada una, configuran los brazos de una especie de Y que cuelga de la esquina noreste del solar, remarcada por la posición del volumen esbelto y rectangular de los apartamentos en primera planta; para llegar a ellas, van Eyck construye una calle interior que las conecta con el espacio representativo de la entrada, el cual toma la forma de una plaza obtenida con la partición en dos del programa de oficinas, espacios para los servicios y el personal; una calle dónde, al igual que el resto del edificio, consigue encadenar una serie de espacios y situaciones propias de las construcciones masivas, pesadas, con otras de carácter más ligero y liviano. Todo mediante la supresión de elementos puntuales (pilares) del sistema de entramado, las trazas del cual pero, se mantienen integras y visibles en la configuración del techo.

La tensión entre opuestos, como en el caso de los dos sistemas espaciales representados por las plantas baja y primera, está en la base de la estructura formal del proyecto. Van Eyck se utiliza de diversas expresiones para nombrarlo: fenómeno dual, reconciliación de dimensiones o polaridades conflictivas, entre otros[8]. Para restablecerlos define y trabaja con el concepto de espacio intermedio -inbetween-, lugares dónde cohabitan solicitaciones contrapuestas y se produce el intercambio, espacios que tejen las diferentes partes mas especializadas del programa y, dependiendo de la escala, simplemente convierten el acto de traspasar de un ámbito a otro en una experiencia en sí misma, dándole más profundidad al edificio. Esta manera de actuar no solo se expresa en la planta del proyecto sino que también aparece en el corte en sección. Tal y como describe Van Eyck[9], todos los muros del proyecto terminan a la altura de las columnas (2,15m) y entre ellos y las cúpulas solo hay vidrio o un dintel en forma de arquitrabe. Éste último elemento, que por un lado separa los cerramientos verticales de la cubierta, por el otro dota de unidad física y visual al conjunto horizontalmente y entrelaza el perímetro exterior retranqueado de la volumetría con sus espacios interiores. Así mismo, al liberar la fachada y las subdivisiones interiores de su carga portante con la estructura de entramado, le permite abrir, cerrar o transparentar en función de la relación y el grado de transitividad que necesita con el exterior. Todo esto posibilita una interpretación del proyecto análoga a la de un enorme porche, el cual, abultado en su parte superior, cubre una serie de recintos y aulas interiores y delimita el espacio habitable para los niños.

Cuando Aldo van Eyck recibe el encargo del proyecto en el año 1954, Frans van Meurs, director del antiguo Orfanato Municipal de Ámsterdam, contacta con él a raíz del interés que le provocan los juegos infantiles que había construido van Eyck hasta el momento (40 de un total de 700 que finalmente realizará por toda la ciudad). Van Meurs le hace entrega de un programa de necesidades muy elaborado y narrativo, dónde no solamente enumera todas las funciones que debe albergar el orfanato sino que también define su carácter, posición y dimensiones relativas. Todas estas directrices, sumadas a las múltiples experiencias anteriores de los playgrounds[10] y el proyecto de la escuela en Nagele (1954-56), quedan incorporadas en la propuesta para el nuevo orfanato que realiza van Eyck; y no solamente a nivel formal sino también en cuanto a la actitud ante el proyecto arquitectónico y la importancia que para él tiene el tema de la infancia.

Si seguimos la hipótesis del edificio como porche, planteado como un playground exterior cubierto, todos los elementos que allí conforman el mobiliario para el juego pasan a ser en el caso del orfanato, una colección de objetos con concavidades e interioridad, y el conjunto de todos ellos, una micro comunidad que encaja y se superpone al entramado de la ciudad-porche. Estos pequeños artefactos de formas elementales, lugares maravillosos construidos con el mismo lenguaje que el resto del edificio, desempeñan un rol estructural en la concepción del proyecto y tal y como se ve en algunos de los croquis de van Eyck, tanto la escala como su posición relativa dentro de la trama, se deciden siempre en relación a las geometrías y proporciones del espacio envolvente. Esta amalgama de lugares de escala reducida (el teatro de marionetas, la cocina, el escenario para fiestas, etc.) se proyecta con la sistematización de experiencias, creando una genealogía de objetos y situaciones homologas que se van repitiendo, iguales o con variantes, a lo largo del edificio. Al mismo tiempo, éstas operaciones, moldean el plano del suelo mediante la excavación de concavidades o la construcción de convexidades, algo que finalmente acaba por dar forma a una especie de topografía activa dónde los niños pueden esconderse, relacionarse y sorprenderse. Sin embargo, con éste mecanismo no solo consigue aumentar el número de lugares (y ocasiones) sino que al trabajar en relieve con el límite del suelo de manera análoga al techo, intensifica aun más la dimensión vertical de los espacios interiores en un edificio dónde predominan las relaciones en sentido horizontal.

Al dibujar la planta de éstos objetos, eliminando tanto cerramientos como estructura portante del edificio, no solamente vemos toda la gama de arquitecturas de escala pequeña construidas bajo la cubierta que van Eyck dispone como soporte para aquellas cosas, secretas y necesarias que según él todos los niños deberían poder hacer, si no también el papel fundacional que tiene el recinto en el proyecto del orfanato. Los límites de la casa-ciudad para niños no terminan con el borde de la edificación sino que se extienden de manera consciente hasta el perímetro del solar. Ésta línea, presente en la mayoría de los croquis iniciales y de evolución del proyecto, finalmente no acabó materializada como muro, pero la integridad del espacio recintado siguió existiendo a través del revestimiento único del plano del suelo, el césped. Ya hemos comentado que el edificio construye una esquina del solar, y si entendemos el vacío como construcción, todo el mecanismo de entrada se percibe como una concavidad provocada al recinto por el empuje del espacio exterior que, al cruzar el porche del volumen de los apartamentos, se convierte en un interior descubierto y da forma al patio central de acceso; un lugar con espesor, de tipo intermedio, que van Eyck identifica como la primera puerta, la que conecta a los niños de manera gradual con el mundo.

El fenómeno del mat-building, que se asocia a la idea de tejido o malla de extensión horizontal y es capaz de crecer y transformase en base a unas leyes internas que le otorgan orden e unidad, parece querer alejarse del objeto arquitectónico aislado y aproximarse más al concepto de sistema o estructura espacial. Hasta ahora hemos hablado del Orfanato como un ejemplo dentro de ésta arquitectura abierta, aunque automáticamente podamos pensar lo opuesto, ya que el conjunto del edificio tiene también algo de unidad mínima, de ente completo y acabado. Además, hemos visto que es erróneo imaginar que la estructura de la cubierta del Orfanato es la que nos permite, a partir de su repetición, el crecimiento del edificio/ciudad. Para lograr extender todas las situaciones espaciales que el conjunto propone, tendríamos que observar atentamente como se relaciona con la espacialidad de la planta baja e indagar cuales son sus reglas internas de funcionamiento. En el dibujo dónde la planta del proyecto se convierte en un patrón o estampado de una tela, se ha cuestionado la ampliación del conjunto y llevado al extremo la noción de mat. La primera operación parecería ser la de prolongar los brazos de la “y”, aumentando el número de aulas/patios/cúpulas. Esto va en contra de la idea de centro, por lo tanto, la vía de la repetición del objeto entero, en las cuatro direcciones y por tangencia, parece ser una de las que garantiza el traslado de parte de las relaciones espaciales que establece el orfanato, en sí mismo y con el entorno. El tejido resultante tiene un estampado curioso, el cuerpo de los apartamentos para los trabajadores situado en la primera planta, coge una importancia sorprendente y al repetirse construye las líneas de fuerza horizontales y paralelas, la urdimbre, y éstas, a su vez, quedan interrumpidas rítmicamente y en diagonal, por el cruce de la doble trama formada por el conjunto retranqueado de las cúpulas mayores. 

El Orfanato Municipal de Ámsterdam, construido a medida por Aldo van Eyck y convertido aquí en tejido, ciudad y porche, ya no está habitado por ningún niño, pero todavía existe, amputado y en silencio. Unos árboles como gigantes en círculo, pequeños puntos dibujados en un plano cincuenta y seis años atrás, parece que han conseguido resguardarlo en el tiempo y también en el espacio.

Ariadna Perich Capdeferro, Barcelona 2011



[1] En la exposición titulada “Atlas ¿Cómo llevar el mundo a cuestas?” organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (2010), se ha revisitado el tema del atlas partiendo de los trabajos de Aby Warburg. La reunión de unas imágenes alrededor de un campo puede ser o no sistemática, pero en cualquier caso constituye un entramado en si mismo dónde el autor/a imprime su visión personal del mundo. Alison, en su particular colección de lo que llamó mat-buildings, escoge y ordena unas obras concretas estableciendo con ellas un punto de partida, un origen en el desarrollo del tema. El propio Aldo van Eyck reúne en el capítulo 11 del libro “The Child, the City and the Artist” (escrito en 1962 y publicado íntegro por primera vez en 2008) una serie de proyectos bajo el título de “Some starting points and steps towards a Configurative Discipline” tratando de ilustrar un proceso de diseño dónde “lo que es esencialmente similar se convierte en esencialmente diferente mediante la repetición”.

[2] Alison SMITHSON en “How to recognize and read mat-building. Mainstream architecture as it has developed towards the mat-building”, Architectural Design, sep.1974, p.573-590

[3] Definición de mat (término ingles): alfombra o estera

[4] La imagen es la misma que utiliza Aldo van Eyck en el CIAM’59 de Otterlo. Allí presenta cuatro de sus proyectos: el Orfanato, el Palacio de Congresos para Jerusalén, la escuela de Nagele y “Las ciudades serán habitadas como los pueblos” de Piet Blom, uno de sus estudiantes. En una de las fotografías tomadas durante el congreso, podemos ver a Alison Smithson junto a Oskar Hansen y John Voelcker, mirando atentamente a la imagen que quince años mas tarde seleccionará para el artículo.

[5] Ver Bernard RUDOFSKY, “Architecture without architects”, Museum of Modern Art New York, 1964

[6] Herman HERTZBERGER en “The mechanism of the twentieth century and the architecture of Aldo van Eyck”; artículo en “Aldo van Eyck. Hubertus house”, Amsterdam 1982, p.13

[7] Ver Juan Antonio CORTÉS en “Lecciones de equilibrio”, la cimbra 2, capítulo “Matemáticas y picturesque”, 1992, p.175-189 :

El proyecto de Kahn (comunidad judía de Trenton 1954-59) y el de van Eyck son representativos de la evolución y crisis de los planteamientos modernos; responden a una solicitación doble: la idea del espacio moderno y una idea de espacio retomada de la tradición antigua,  clásica o no.”

“Las plantas de la cubierta (o vistas aéreas) muestran una serie de pequeñas unidades que se repiten regularmente…sugieren una serie de pabellones adosados, de referencia mas otomana que clásica, con un orden uniformemente repetitivo y que parece una construcción muraria…las plantas del suelo, por el contrario, tienen una estructura reticular de pilares, de planta libre. (…) el espacio creado resulta activado por la intervención simultánea de ambas tensiones espaciales.”

[8] La publicación de los Writings (2008) de Aldo van Eyck, incluyendo el libro The Child, the City and the Artist (1962) pone sobre la mesa casi la totalidad del cuerpo teórico que desarrolló en paralelo (y a través) de su obra. Sus proyectos son auténticos manifiestos construidos, especialmente el Orfanato, en el cual aparecen de una manera esencial, todos los temas arquitectónicos que le interesaban y que tan han influenciado a diversas generaciones de arquitectos. Cuando Xavier Subias (de Giraldez, López y Subias, autores de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona) presentó su visión de la arquitectura resumida en un esquema hace unos meses en la inauguración de una exposición sobre “Los Brillantes 50: 35 proyectos” en la ETSAB (ver http://upcommons.upc.edu/video/handle/2099.2/2302), Aldo van Eyck y su “Gradual cristalización de una idea” (CIAM en Otterlo 1959) aparecía detrás de Vitrubio en el apartado Concepto de la arquitectura.

[9] Ver Oscar NEWMAN, CIAM’59 in Otterlo, Stuttgart 1961, p.26

[10] Un playground (término inglés) es un espacio para juegos infantiles, patio de recreo.

Galería realización

Participaciones en arquia / próxima

V Edición 2014-2015
IV Edición 2012-2013
III Edición 2010-2011