La Jamada se sitúa en un estrecho edificio entremedianeras de cinco plantas. La zona de restaurante se organiza en las tres primeras plantas. El proyecto redistribuye los espacios originales del edificio, ya con uso hostelero. Se plantean unos nuevos aseos, un nuevo mirador hacia la Plaza Mio Cid y se abren huecos entre espacios en origen fragmentados, uniendo estancias, generando más amplitud y vistas cruzadas.

De este modo el restaurante se compone de pequeños rincones únicos, con una estética común, pero diferenciados entre sí. Teniendo como base el estilo viajero de la cocina de Antonio y como si de un viaje se tratara, desde el acceso, en el que encontramos su empinada escalera, se pretende generar la experiencia de disfrutar en en cada uno de sus espacios de las sorpresas culinarias que tiene preparadas.

Acabados con mallas y texturas metálicas rematan cada espacio, generando un estilo urbano, gamberro y personal, que busca no dejar indiferente a los invitados a su mesa.

Como guiño al pasado y presente televisivo del chef se recurre a elementos “stage”, como son los elementos de iluminación de tipo cinematográfico, que enmarcan lugares especiales, como puede ser la gran barra de preparación en frío de la planta baja “donde tiene lugar el espectáculo gastronómico”, el mirador, con recuerdos del chef o los accesos a los distintos “rincones” de su casa.

El estilo callejero y desenfadado fue la inspiración para el diseño de los espacios y  surge del trabajo codo con codo junto a un equipo de diseñadores gráficos,  de este modo se instauraron las bases de la marca propia del chef, materializada en su primer restaurante.

http://lajamada.es/