La reforma de esta casa, diseñada en 1988 por el arquitecto y diseñador Antoni Rosselló, parte de mantener su esencia y jugar con sus atributos más distintivos, como las geometrías primarias o los acabados de despiece. Se trata de una intervención que no altera ni modifica la distribución de la casa, sino que actúa en determinados puntos a modo de acupuntura.
Una de nuestras intenciones fue usar el color como herramienta principal para crear nuevas relaciones espaciales, jugando con los contrastes y la superposición. La nueva paleta cromática parte de los colores teja y negro del suelo – y el cliente- original, y suma el rosa y el verde en representación de sus nuevos habitantes: Sergio, Katie y la pequeña Hope. También el uso de materiales es sensible con los existentes de la casa, como el gresite para los baños o las mallas tramex para las estanterías de la cocina. También se decide extender el pavimento de cerámica negra de 20x20 de la sala hasta la cocina para generar continuidad entre los espacios. Las habitaciones en cambio, reclaman el confort de un nuevo material: una moqueta marrón uniforme y esponjosa, que invita a caminar descalzo o jugar en el suelo.
Por otro lado, se potencia el contacto con los espacios exteriores ampliando algunas aberturas, pero sin modificar la composición de la fachada original de Rosselló. De esta manera, se enfatizan las vistas hacia el jardín, el patio y el entorno lejano. Por último, se realiza una intervención paisajística en el jardín: construyendo una piscina biológica, que trata el agua a través de plantas acuáticas, reformulando el pabellón existente a modo de pérgola, y generando dos zonas verdes diferenciadas, un círculo a modo de tapiz verde y un perímetro de vegetación densa que lo envuelve con plantas de gran porte. Se juega con geometrías simples que recuerdan a la propia de la fachada de la casa, y se usa otra vez el gresite, esta vez adoptando el mismo dibujo del mosaico existente del pabellón.
Juegos, mímesis, contrastes, y superposiciones. En casa de Hope, ¡no falta la diversión!