CIRCUM hace alusión al acto primitivo de “cercar”, y con ello, de “crear lugar”. De esta manera, en la operación elemental de diferenciación entre lo que queda dentro (sistema), y lo de afuera (entorno), se marca por vez primera el límite, constituyendo así, con este gesto elemental, una primera forma de hacer arquitectura. Una operación que diferencia, pero no separa, estableciendo un ámbito comunicativo poroso, como si de una pared celular se tratase; constituyendo una manera primigenia de fundar lugar y resguardar los actos comunicativos que puedan surgir entre el interior y el exterior de este microsistema urbano.
La intención entonces es abrir la discusión respecto a la indeterminación del espacio cercado, el cual puede recoger innumerables actos, todos ellos surgidos del azar comunicativo entre lo de dentro y lo de fuera. Por ello, CIRCUM, pretende ser una alegoría al tan necesario “indeterminismo” espacial, por encima del incontenible deseo de diseñarlo todo.
Se busca de esta manera, generar un nuevo escenario dinámico al interior del parque del Ebro en Logroño, con el propósito de transformar el espacio público del parque en un espacio social activo, un escenario de encuentros y de intercambios, que en su carácter efímero, genere nuevos flujos, rincones de sociabilidad y apropiación espontánea.
El material principal empleado fue la madera, haciendo uso de 27 paneles de contrachapado de pino Laudio Deco de Garnica (250 x 125 cm), los cuales se dividen en piezas de 12.5 x 250 cm, y de 12.5 x 25 cm, de manera que la operación no genere ningún tipo de residuo innecesario, aprovechando así el material en su cien por ciento de capacidad. A partir de este despiece, se configura un módulo único, que repetido sucesivamente termina por dar cuerpo a CIRCUM, el cual trabaja con la propia densidad de su agrupación. Este módulo se resuelve desde la honestidad constructiva que propone la propia materia, dejando expuesta la mecánica física que permite su construcción: desde el entretejido de la madera, que hace alusión al apilado vernáculo utilizado en el secado tradicional, hasta el peso necesario para su cimentación, que en este caso, aparece invertido, configurando una cimentación aérea, que sale del suelo para colgar desde el centro de gravedad del propio módulo.
Las piedras son a su vez un vínculo directo con el lugar, estas se recogen desde los “cantorrales” de la zona, sitios donde se acumulan una vez que se han limpiado los suelos para el cultivo, se pesan para obtener 40 piedras de 8 kilos aproximadamente que terminan por dar el necesario sustento a la instalación.
De esta manera, CIRCUM se resuelve mediante el uso de sólo tres materiales elementales: madera, cuerda y piedra, prescindiendo de terceros elementos de unión. De esta forma, la madera se vincula entre sí a través del encaje; la cuerda construye por un lado un elemento de tracción para el módulo, y a su vez, es la pieza de enlace para la incorporación de la piedra en la instalación. De este modo, todo el material empleado es una evidente alegoría a los materiales más primitivos y elementales empleados en la arquitectura.
Finalmente, y de esta forma, la tríada arquitectónica elemental de estructura-espacio-piel queda resuelta con una sola operación esencial y reversible, haciendo de CIRCUM un sistema nómada, capaz de reconfigurarse y reconstruirse en los diversos territorios de su propia travesía.