Rosa y Manolo, aprovechando que sus hijos se han independizado y que todavía tienen mucha energía para sus eventos sociales, nos encargaron la renovación de su cocina. El encargo consistía en modernizar el espacio y aumentar la capacidad almacenamiento. Aunque nuestros clientes tenían en mente modernizar su cocina sin cambiar la distribución que ya conocían, nuestra propuesta les encantó y se sumaron rápidamente a ella.
La antigua disposición dejaba la cocina reducida a dos espacios pequeños, uno para cocinar y otro para comer. Sus dimensiones no invitaban a permanecer en este espacio de la casa, de hecho, la parte del comedor era tan estrecha que no podía abrirse completamente la puerta que da acceso al jardín trasero.
La propuesta consistía en un cambio espacial en la configuración de su nueva cocina. De esta manera ganamos fluidez en las circulaciones, amplitud del propio espacio y un aumento de la superficie de trabajo sin renunciar al almacenamiento. Ahora, Manolo y Rosa pueden utilizar simultáneamente diferentes puntos de trabajo, cocinar al mismo tiempo que tapean con sus invitados y, sobre todo, volver a disfrutar de un espacio que necesitaba ser renovado para responder a sus necesidades actuales.
Otro aspecto crucial en este diseño fue la elección de los materiales, suficientemente modernos para que la renovación tuviera sentido pero manteniendo una esencia tradicional que no desentonase con el resto de la casa. Para ello, se optó por acabados contemporáneos en blanco en encimera, muebles y alicatado así como luminarias descolgadas metálicas. Estos elementos se combinan con la madera de la isla y el hormigón visto del pilar para mantener su vínculo material con el resto de la casa.