No existen los lugares inéditos. Siempre encontraremos huellas de un tiempo pasado. Comprender las huellas físicas (trazas, antiguas construcciones…) y las huellas inmateriales (cultura, memoria, identidad,…) de un lugar marcan el modo de afrontar el proyecto. La propuesta trata de valorar las huellas que permiten establecer alianzas con el lugar y el presente.

 

Así, se parte de una premisa ineludible y casi única: esta debe ser una oportunidad para Bakio de resolver y mejorar el espacio inmediato del CEIP y el Ayuntamiento, evitando el impacto volumétrico y la estridencia frente a un paisaje de notable calidad.  Debe proponerse un espacio cubierto dinámico y polivalente, con capacidad de adaptarse al cambio, pero también es la ocasión para encontrar un mejor equilibrio entre el espacio ocupado y el espacio libre de este lugar y que sea ejemplo de cómo conciliar la tradición con la innovación.

 

Y esto procura hacerse mediante una arquitectura sencilla, de contención expresiva y reminiscencias a los elementos de la arquitectura popular: se protege del clima y genera espacios cubiertos, se abre al sur para aprovecharse del sol, es confortable, y emplea materiales de producción local como la madera vasca de pino radiata. En definitiva, una arquitectura lírica, sin recursos desproporcionados, por tanto sostenible y sensata por definición, pero ambiciosa en sus objetivos. El empleo de los materiales locales y técnicas constructivas tradicionales la enraízan con su contexto inmediato y ajustan a la inversión, construyendo una eficaz y elegante propuesta en hormigón y madera.