Decidimos reconstruir las fachadas con madera de proveedor local, utilizando lamas de madera de 5 x 15 x 700 cm que controlan la exposición solar y, gracias a su posición y tamaño, funcionan igualmente regulando térmica y lumínicamente el interior.
Estas lamas se tratan longitudinalmente, aplicándoles 8 colores diferentes que declinan el espectro de luz visible, y dejando desnudo su lado estrecho, minimizando así la superficie que se oscurecerá con el tiempo. Esta solución crea juegos entre los colores, los reflejos y las perspectivas, cambiando la percepción visual de la construcción según los desplazamientos del observador.
La apariencia cromática exterior del edificio, contribuye a simplificar visualmente el espacio interior, resultando éste, funcional y con ejes visuales claros; permitiendo ocasionalmente, reflejos de colores en los espacios interiores de juego. El interior se completa con muebles hechos a medida en madera de pino local.