El pabellón AIRE está construido a partir del imaginario de lo efímero, lo aparentemente frágil e inmaterial, haciendo alusión a uno de los elementos más esenciales e intangibles de la arquitectura. Tal como ocurre en una jaima en medio del desierto o en el espacio aireado del circo, se busca construir una imagen que refleje la condición de lo inacabado o en proceso de erguirse con toda su corporeidad, una arquitectura a medio hacer. Así, la estrategia espacial del pabellón se sintetiza en la operación elemental de contener el aire que define un espacio indeterminado en su uso, no programado, abierto a las múltiples necesidades, tanto del Festival TAC!, como de la ciudad misma de Granada y sus habitantes; promoviendo la transformación y adaptabilidad del espacio, sin requerir mayores operaciones que la de abrir o cerrar el sutil límite que lo define.
AIRE se resuelve únicamente mediante tres estrategias materiales, buscando establecer un ejercicio de síntesis, veracidad constructiva y sostenibilidad, además del compromiso del pabellón con la economía circular y la puesta en valor de la economía local, las tradiciones y los oficios de Granada.
En primer lugar, se emplea un sistema de andamios de alquiler, reflejo de la sistematización industrial, que, aunque tenga sus orígenes en los inicios mismos de la tradición arquitectónica, hoy representa lo modular y lo global en la construcción, a su vez que lo efímero y lo aparentemente frágil, lo condenado a desaparecer una vez acabada la obra. Este sistema de acero galvanizado, que resuelve la estructura portante del pabellón, ha tenido nuevos usos una vez desmontada la obra, evitando así dejar cualquier tipo de huella posterior.
El “tejido” resistente se enlaza con otro más liviano: una envolvente de tela de arpillera de yute 100% natural, símbolo de lo local, lo artesanal, la sombra (o el control de la luz), la tradición y el saber vernáculo, lo reconocible, lo cotidiano y lo común de la zona; poniendo en valor la identidad propia de Granada y su clima. Un tejido de confección 100% local, que también ha tenido una segunda vida, ya que, al tratarse de un elemento tradicionalmente empleado para sombrear las calles de la ciudad en verano, ha sido reutilizado posteriormente en otro espacio público granadino.
Por último, un grupo de 22 piedras escolleras provenientes de la cercana cantera de Sierra Elvira (material de descarte en la extracción del mármol local), dota del necesario contrapeso a la estructura, e implementa un nuevo mobiliario urbano en el entorno del pabellón, conectando la intervención con la Plaza del Humilladero. Tras el desmontaje, las piedras retornaron a la cantera de origen.
De esta manera, AIRE se “alza”, como su propio origen etimológico señala, en búsqueda de la luz, tomando cuerpo como un pabellón tejido entre andamios y arpillera, estableciendo un nuevo escenario de encuentros diversos, abiertos, indeterminados y flexibles, que permitió tejer nuevas relaciones y desarrollar nuevos usos en la Plaza del Humilladero de Granada, acogiendo más de 40 actividades distintas y a todo tipo de colectivos durante el mes que estuvo en funcionamiento.