Bakra es una marca especializada en servicios de manicura, pedicura y diseño de cejas que nació en 2016 de manos de su directora María Martínez en Albacete, donde se sitúa el proyecto siendo el centro principal de la empresa.

El local está ubicado en la zona más comercial de la ciudad, formando una esquina entre dos calles de muy diferente tipología.

Las premisas a nivel de programa, fueron el introducir cuatro puestos de manicura, cuatro puestos de pedicura (con la posibilidad de realizar manicura simultánea), aseo, zona de recepción y exposición de producto, zona de espera y una sala para tratamiento de cejas. También se nos pidió incluir almacenaje especializado, general y soporte para esterilización de utensilios.

A nivel de imagen y debido al recorrido previo de la marca, trabajamos con el color blanco como base, el color rosa y la opción de introducir de forma puntual el color secundario de la marca, el gris antracita.
Flores de Bakra es el título que hemos dado al proyecto por su concepto espacial y organizativo, con vistas a ser un posible sistema a utilizar para el diseño de otros futuros espacios de Bakra.

Con unos cincuenta metros cuadrados de superficie y casi todo un perímetro exterior de ventanal, decidimos concentrar los elementos en el centro del área, dejando el resto del espacio libre al paso y al flujo de luz natu-ral.
Las mesas de manicura se idearon como una “gran flor”, siendo cada una de las mesas “un pétalo”.

La “flor” cuenta con un nodo central compartido para residuos e instalaciones distribuyendo a cada puesto para al menos tres aparatos enchufables y tomas de usos varios para cliente y trabajador.

La pieza de pedicura se soluciona con el mismo esquema, pero adecuando su forma a la usabilidad. Una gran plataforma de bordes redondeados, desde cuyo centro se distribuye agua y electricidad a cada uno de los puestos de trabajo. Al igual que el puesto de manicura, está cien por cien equipado a nivel de almacenaje e instalaciones.
El espacio base del local, tanto paredes como techos se dejó en bruto y se pintó en blanco, buscando un aspecto industrial abstracto, y contrastar así con el mundo delicado de los textiles, la geometría suave de las curvas y el color rosa.

Otra de las premisas con la que trabajamos, fue la de generar diferentes momentos de privacidad a lo largo del espacio. Para ello utilizamos cortinas translúcidas, consiguiendo una privacidad flexible, y creando a su vez una escenografía que envuelve y evade al usuario del exterior, induciendo una sensación de tranquilidad y descon-exión total.

Las luces de la calle tamizadas, el color rosa del suelo, el rosa-luz de los neones que entinta todo el espacio, y, los volúmenes de espejo, funcionan en conjunto creando una atmósfera mágica.

En el perímetro se introdujo otro tipo de textil de hilos para interrumpir la visión directa del exterior al interior y viceversa.
El mobiliario blanco de carpintería es diseño propio, al igual que el mobiliario auxiliar de acero lacado, como son las mesitas auxiliares circulares y semicirculares y baldas. El resto del mobiliario como sillas de trabajo, sillas de cliente, taburetes y butacas para pedicura, se introdujeron en gris.

El proyecto completo se desarrolló en un mes y medio y la obra se realizó en apenas un mes, con un presupues-to limitado que necesitó de varios ajustes rápidos en el proyecto de ejecución.
Todo esto fue posible gracias a un buen equipo de trabajo y unos clientes ejemplares quienes confiaron al cien por cien desde el primer día, siendo “viento a favor” en su desarrollo.